domingo, septiembre 24, 2006

NUESTRA PORTADA

COMPROMISO Y SOLIDARIDAD
Construyendo paz, tejiendo país.


En Colombia:
LA IGLESIA SIGUE OPINANDO SOBRE LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO


¡SUPERAMOS LA META!
Al cierre de la presente edición de Kairós, la oficina de finanzas de la Arquidiócesis de Barranquilla presentó un consolidado que superó la meta estipulada para la Catedratón 2006.

EDITORIAL

SABER VIVIR LA VIDA

En el marco de la celebración del amor y la amistad también la Iglesia, a través de una serie de semanas de reflexión, nos ha estado invitando a mirar y comprometernos frente al sufrimiento del enfermo, del anciano y el desprotegido.

Casi de forma inmediata, irrumpe la "Semana de Oración por la Paz y de los Derechos Humanos" y quedamos a la espera del "Mes de la Biblia". Como nos podemos dar cuenta son diferentes momentos, pero íntimamente relacionados y orientados a un sólo fin: entender, defender y saber vivir la vida. Porque está claro que el hombre, en la medida que sea sensible la presencia de Dios en su ser y hacer, sólo en esa medida tendrá una reacción y una decisión oportuna y coherente frente al aborto, la eutanasia, las violaciones, el secuestro y todos los signos de muerte que conviven en los hogares con el maltrato, la desidia y la ruptura familiar.

Vivir no es sólo comer, vestirse y divertirse; vivir es encontrar el valor de los demás, pero sobre todo es descubrir a Dios desde lo más insignificante hasta lo más complejo: la salud, el alimento, el trabajo, los amigos, el nacimiento de un nuevo ser, la ayuda, el sol, la fauna, la flora... Cuando seamos conscientes que el Señor está presente y nos acompaña, a pesar de la escasez material, aprenderemos a disfrutar la vida temporal y a tener esperanza de ser llamados a lo eterno.

MI TIEMPO DE DIOS

P. Juan Ávila Estrada
Párroco de San Carlos Borromeo y Padre Nuestro.

La rapidez en la comunicación, la tecnología al servicio de la eficacia, la ciencia al servicio de la calidad de vida, son cosas que -siendo buenas- se han ido poco a poco en contra del "hombre del Espíritu". Hoy rige lo pragmático y tangible, lo "útil" y rentable; es así como poco a poco los valores espirituales se han ido deteriorando con el transcurrir de lo años. Aún así, ¡quién creyera!, el hombre sigue poseyendo sed infinita de lo eterno, ganas de Dios, hambre de trascendencia; pero al no utilizar los medios adecuados para alcanzarlo, opta por fórmulas mágicas o accesorios que en pequeñas pastillas o poderosas pociones le den por ósmosis aquello que sólo la Gracia de Dios nos puede alcanzar.

El argumento más común entre los que asumen esta actitud respeto a su experiencia de fe es el famoso: "no tengo tiempo", "mis múltiples ocupaciones me impiden acercarme y fortalecer mis relaciones con el Señor." Es por ello que resulta fácil encontrar a quienes, no teniendo tiempo, quieren un "Dios en pastillas".

Tal vez lo que tendríamos que ponernos a pensar es si Dios necesita "un" tiempo para él, "sacar un ratico" para estar con él. Nosotros, que somos todo para Dios, no podemos permitir que él sea "algo" para nosotros. Si somos toda SU vida él debería ser toda NUESTRA vida. Dicha relación, establecida de esta manera, es lo que nos permite cambiar nuestras concepciones de Dios, dejar de adorar aquello que posiblemente es un dios falso (una idolatría mental), para empezar a adorar al Dios de Jesús.

Esto lleva necesariamente a la convicción de que nuestro Dios no necesita que le saquemos tiempo sino que lo involucremos en nuestro tiempo. No se trata de darle espacios a Dios como si fuéramos generosos con él y tuviera que agradecernos porque le regalamos algo, sino que lo involucremos en el quehacer de nuestra historia.

Esto podría sonar a: "mi trabajo es oración". Esto puede o no ser verdad; depende mucho de lo que consideremos oración. Porque a fin de cuentas las labores cotidianas pueden convertirse en excusa para no dedicar tiempo a orar. Aquí de lo que se trata es permitir que cada cosa nuestra, cada acción nuestra: nuestra mesa, trabajo, descanso, relaciones interpersonales, puedan tomar forma en Dios mismo.
Intentemos entenderlo mejor: no solamente podemos, sino que es nuestro deber permitir que el Señor santifique todas aquellas acciones nuestras que buscan hacer de este mundo algo mejor y que quieren llevarnos a la perfección. Aún en medio del mayor número de actividades que realizamos, podemos hacer de toda la vida y todo nuestro tiempo, tiempo de Dios. No es mi tiempo para él, que es en últimas lo que argumentamos no tener; es Él EN MI tiempo. Lo que aquí pretendo que entendamos es lo importante y beneficioso que resulta que sea Dios el que le de forma a todo lo que hacemos, no sencillamente porque le regalemos algo a Él sino porque es Él quien viene a toda nuestra vida para que ella sea realmente gloria y alabanza de su nombre.

Pensémoslo de esta manera: cuando estamos enamorados (mejor dicho, cundo amamos realmente a alguien) todos nuestros afectos, pensamientos y quehacer lo realizamos en, por y para esa persona. No sacamos un tiempo para ese alguien sino que le traemos a nuestro tiempo y a nuestra historia para que se involucre en nuestra vida entera. Acaso, cuando estamos enamorados, ¿no nos dedicamos a contar cuánto hemos pensado en la persona amada? Es más, aún en la soledad somos capaces de hablar a la persona amada sabiendo que no está a nuestro lado. Con cuánta mayor razón con Dios a quien basta invocar con la mente y las palabras para que se haga presente.

La oración, la lectura de la palabra de Dios, la Eucaristía dominical o diaria, vienen a ser solamente prolongaciones (necesarias) de Dios en nuestro tiempo. Obviamente esto sólo se entiende cuando hay un corazón enamorado.

Hoy no se puede esgrimir como argumento para el alejamiento de Dios la falta de tiempo. No es mi tiempo, no es la sucesión de las cosas en el devenir de las horas lo que tengo que interrumpir para dar cabida a Dios; más bien démosle ingreso a todo cuanto somos y hacemos. De este modo la Eucaristía y la vida de oración no serán sólo momentos sacados para Dios sino hábitos de un alma enamorada.

Finalmente, quiero que pensemos un poco en cuánto de su tiempo es suyo y permita que lo que llama suyo sea de Él. Eso es lo que llamo mi tiempo de Dios.

TRES NUEVOS DIÁCONOS PARA LA ARQUIDIÓCESIS

Este sábado 23 de septiembre, a las 11:00 de la mañana, los seminaristas Mauricio Rey Sepúlveda, Franklin Posso Meza y Ludwing Sánchez Vizcaíno, serán ordenados diáconos por Monseñor Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Barranquilla, en ceremonia que tendrá lugar en la Catedral Metropolitana María Reina.

Asistirán como concelebrantes Monseñor Luis Antonio Nova Rocha y Monseñor Víctor Tamayo, Obispos auxiliares, y los presbíteros de la Arquidiócesis.

Por ser una gran celebración arquidiocesana, se espera la asistencia de delegaciones de todas y cada una de las unidades pastorales de la Arquidiócesis.

LA IGLESIA SIGUE OPINANDO SOBRE LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Al concluir la reunión del Comité Permanente del Episcopado Colombiano y escuchado el parecer unánime de los Obispos, juzgamos necesario ampliar el comunicado expedido el pasado 24 de Agosto (publicado en la edición anterior de Kairós) con las siguientes consideraciones:

Nos anima el deseo de iluminar la conciencia de los fieles católicos sobre temas que se han venido debatiendo estos días.

1. LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO.
El fallo de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto en los tres casos ya conocidos, abunda en consideraciones que estamos estudiando con mucha atención antes de emitir un concepto sobre él. Por lo pronto, percibimos una mentalidad ampliamente abortista del fallo que recomienda al poder legislativo ampliar el espectro de los casos en que el aborto deba ser despenalizado.
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Conoce más sobre este comunicado en la edición 146 de Kairós.

CONSTRUYENDO PAZ, TEJIENDO PAÍS

Compromiso y Solidaridad

La organización caritativa de la Iglesia Católica en Colombia "Cáritas Colombiana", conocida también como el "Secretariado Nacional de Pastoral Social" cumple 50 años al servicio de los más necesitados.

A mediados de la década de los 50s, en la fase inicial de la violencia en Colombia, la Iglesia dio inicio a una de las más importantes experiencias de atención pastoral a los necesitados: el Secretariado Nacional de Pastoral Social o Cáritas de Colombia.

Creada en 1956, esta entidad coordina y gestiona procesos de atención y promoción social integral desde los Secretariados de Pastoral Social en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas del país.

TRIGO Y CIZAÑA
Es significativo que, a modo de "trigo en medio de la cizaña", Cáritas de Colombia pudiera acompañar cada uno de los momentos -en su mayoría dolorosos- que en las décadas siguientes acontecieron en nuestro país. A la par del crecimiento y acentuación de la violencia en el país, el Secretariado Nacional de Pastoral Social-Caritas Colombia, fue extendiendo su acción con igual fuerza.

Hasta la fecha, haciendo un paralelo entre la realidad de nuestro país y el trabajo del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombia, han sido 50 años de violencia, desastres naturales, pobreza y desplazamiento; iluminados por un amor efectivo, por una fe, que traducida en obras concretas, ha permitido la promoción humana integral de millones de colombianos. Hombres y mujeres que han visto en esta labor de Cáritas, un signo de la presencia de Cristo en medio de sus realidades de sufrimiento.

Esta presencia liberadora de Cristo, a través de su Cuerpo que es la Iglesia, les ha conducido a la superación de los estados de miseria y marginación a los que el desequilibrio en la repartición de las riquezas y la violencia, los habían condenado.

La atención humanitaria a las víctimas de la violencia, en especial a los desplazados; el apoyo en la promoción de las comunidades vulnerables y en alto riesgo por la pobreza o la violencia, la prevención y atención a poblaciones damnificadas por desastres naturales, la incidencia política para lograr una paz negociada y justa; la formación y promoción de una cultura de paz y derechos humanos y la construcción solidaria de la paz, son entre muchas otras, las líneas de acción en las que el Secretariado Nacional de Pastoral ha trabajado desde sus inicios. El trabajo realizado hasta hoy puede definirse, en su totalidad, como un conjunto de "hechos de paz" en medio de un país lacerado por la violencia y la corrupción.

PROMOCIÓN INTEGRAL
El trabajo realizado por Cáritas abarca todas las dimensiones de la promoción humana. No se trata únicamente de asistir en lo material a quienes padecen situaciones de extrema necesidad sin brindarles las herramientas necesarias para su desarrollo integral. Mucho menos se busca eximir al Estado de su responsabilidad en el mejoramiento de las condiciones de vida los colombianos menos favorecidos.

El objetivo real del trabajo de las "Cáritas Diocesanas" o de los Secretariados de Pastoral Social, como también se les conoce, no es de tipo asistencialista, es decir, no se agota en la mera ayuda material; más allá de ésta ayuda inicial, Cáritas busca devolver -a los más pobres- su dignidad de personas, de Hijos de Dios. Todo esto sin distingo alguno de credo, raza o género. Y aunque la evangelización está ligada de un modo profundo a la promoción social, esta promoción no busca ser un instrumento de proselitismo religioso. Si así fuera, se le estaría despojando de una de sus principales características: la gratuidad absoluta.

Así lo expresa el Papa Benedicto XVI, en la Encíclica "Deus Cáritas Est": "Quien ejerce la caridad en nombre de la Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar" (Deus Caritas Est, No 31)

CARIDAD E IDENTIDAD CRISTIANA
El trabajo de Cáritas Colombia, y el en general el las 162 organizaciones católicas que hacen parte de la Confederación Internacional de Cáritas, se apoya en la premisa de que un cristianismo que no se involucre en la solución efectiva de los problemas que aquejan a los pobres del mundo, no puede considerarse auténtico.

Ciertamente, nadie que permanezca indiferente ante el dolor de su hermano, puede llamarse cristiano; puesto que la fe, como expresión de confianza y amor a Dios, nos conduce al encuentro del que sufre. Es una obligación de quien cree verdaderamente. "El amor al prójimo -diría el Papa Benedicto XVI en su Encíclica Dios es Amor- enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad". (Benedicto XVI, Deus Caritas Est) La Iglesia lo sabe; por eso, siempre ha asumido la misión de ser instrumento de consolación y desarrollo para los más pobres entre los pobres.

En esta ardua tarea, la Iglesia ha visto también la mano providente de Aquel que, fiel a su promesa, no le abandona. Efectivamente, en todo tiempo no han sido los obreros que el Señor a suscitado. Cristianos que siendo consecuentes con su fe han respondido generosamente a la invitación de trabajar por un mundo más justo y fraterno.

DESDE NUESTRO CONTEXTO
En cada uno de los más de 200 países y territorios en los que Cáritas trabaja, su acción es configurada por la realidad de las zonas en las que esta se desarrolla. En el caso de nuestro país, la consecución de la paz, a través de la "construcción de una nueva sociedad basada en la solidaridad, la justicia y el respeto de los derechos humanos, a la luz de la Palabra de Dios y de la Doctrina Social de la Iglesia, es la línea de acción más importante.

Con este "norte", el Secretariado Nacional de Pastoral Social-Caritas Colombiana, desarrolla una gran cantidad de propuestas, de las cuales, quizá la más importante, es la "Semana por la Paz". Una iniciativa que busca hacer visible los esfuerzos y compromiso de miles de personas que trabajan por la construcción de una cultura de paz, y por la restauración de los derechos humanos y la reconciliación entre los colombianos.

Por otro lado, y a pesar de que la promoción de la paz es una de las actividades que más ocupan la atención de un sin numero de entidades y organizaciones publicas y no gubernamentales en nuestro país, tanto que desde que en Colombia se empezó a hablar de violencia, cada generación de colombianos ha visto como prioritario el tema de la paz; el que se realice cada año una actividad como la "Semana Nacional por la Paz" trae consigo un elemento adicional.

Para el Secretariado Nacional de Pastoral Social, la paz es un asunto que va más allá de un conflicto en el que gobierno y subversivos son los principales protagonistas. La ausencia de paz en Colombia ya no se tanto la presencia de una guerra de varias décadas, como el aumento de la violencia en cada uno de los sectores y realidades de la sociedad colombiana.

Hoy día existe violencia en la familia, en la pareja, en la economía, en la política, casi en toda realidad que involucre a cada individuo en relación con el otro; y esto es una situación aún más cruda que el mismo conflicto armado. Queramos aceptarlo o no, nos estamos convirtiendo en un país cada vez más violento e indiferente. Por lo que, suscitar un espacio que despierte conciencias y nos "ponga nuevamente en camino" hacia la búsqueda común es imperativo.

En la Semana Nacional por la Paz -que este año tuvo como elemento adicional la celebración de los 50 años de Cáritas, realizada en los días del 3 al 10 de septiembre, se nos ha invitado a reflexionar en la justicia social y la reconciliación como elementos indispensables para la consecución de la paz. Un nuevo reto se nos plantea: o todos nos decidimos a construir la paz, siendo más justos y solidarios con nuestros hermanos, o veremos dentro de poco el resultado de nuestra indiferencia. Como nunca antes, este es le tiempo de la elección.

ARQUITECTURA AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACION

La arquitectura al servicio de la evangelización (II Parte)

Por RODRIGO DAZA
Arquitecto Asesor de la Arquidiócesis de Barranquilla
rodrigod@metrotel.net.co

Continuando con el tema que en la edición pasada de Kairós iniciamos, abordaremos ahora la influencia de la arquitectura moderna en el diseño y la construcción de los nuevos templos. Esto no es algo que sólo interese a los que somos arquitectos o estamos vinculados de algún modo al diseño y a la construcción de espacios celebrativos. Todo lo contrario, la estética del templo es un elemento fundamental para la transmisión de la fe, conocer sobre el tema nos puede ayudar a descubrir el valor de estos espacios concebidos especialmente para la liturgia.

DE LO ANTIGUO A LO NUEVO
Los grandes maestros de la arquitectura actual ya no tienen necesidad de usar arquitrabes, ni bóvedas de crucero ni una gran cantidad de columnas para lograr grandes luces. De hacerlo, sería un gran anacronismo. Columnas, vitrales, archivoltas, cúpulas, bóvedas, etc., son utilizados ya no con forzosa necesidad, sino como referencias simbólicas. Así lo han plasmado en sus obras algunos grandes maestros de la arquitectura como Le Corbusier, Alvar Aalto, Mario Botta, Oscar Niemeyer y Kenzo Tange, por mencionar algunos de los que han diseñado Templos católicos.

En nuestro medio son varios los ejemplos de diseños modernos: nuestra Catedral Metropolitana María Reina, el templo de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma y la Caridad del Cobre, para mencionar sólo tres.

¿CÓMO DEBE SER UN TEMPLO?
Desde la construcción de la primera iglesia, la arquitectura ha utilizado patrones que pretenden evocar realidades trascendentes: construir templos con doce columnas simbolizando los apóstoles, o con siete ventanas simbolizando los sacramentos, o con tres puertas simbolizando la trinidad, o construir iglesias mirando hacia oriente. Lo que se impone ahora es la sencillez. Para entender mejor cómo debe ser un templo, hemos tomado del libro Liturgia al Alcance de Todos, del Padre Marco Antonio Montero, Director del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal Colombiana, algunos apartes al respecto:

"La iglesia es un espacio temporal que posibilita al hombre desde un aquí y un ahora encontrarse con Dios, dialogar. La iglesia no es propiamente el lugar de la presencia de Dios (Jn 4.23), sino el lugar que acoge y reúne a la asamblea en la que precisamente se hace presente Dios. Los templos deben tener entre otras características:

- Comunicación: no es el lugar que aísla, encierra, aparta, esclaviza y oculta. Es el lugar donde vamos a encontrarle sentido, rumbo y capacidad a la vida, para poder entender todos los caminos del mundo. Allí no vamos a huir del mundo y de la vida, a evadir responsabilidades, a refugiarnos ante las dificultades del momento.

- Apertura: Han de ser lugares de descanso, sosiego, acogida y protección para los creyentes; pero, a la vez, han de manifestar una preocupación por el mundo y sus complejas realidades. El hombre, en definitiva, ora para dar respuesta a la situación propia que vive. Por eso los edificios construidos y dedicados por la iglesia han de ser lugares que favorezcan e inviten al dialogo con Dios.

- Liberación: Han de gozar de luz (claridad), simplicidad y austeridad. La sobriedad y el ambiente recogido se imponen".

EL DISEÑO DE NUESTROS NUEVOS TEMPLOS
"Ya no se pueden construir templos para demostrar la riqueza, el gusto y el poder de unos pocos, desafiando la miseria y la pobreza de la mayoría", cita en una de las páginas de su libro el Padre Marco Montero. Cuánta razón tiene este presbítero. Ejemplo de ello son los templos entregados a la comunidad por el señor Arzobispo de Barranquilla, el pasado 13 de agosto, en cuatro de los barrios más pobres de la ciudad. Y es que para la construcción de estos templos se han escogido diseños funcionales y prácticos, más que diseños sofisticados que encarecerían la obra y le ocasionarían a la comunidad dificultades para conseguir sus acabados y, a futuro, su mantenimiento. También los recursos económicos son muy limitados, si se tiene en cuenta que impera la necesidad de construir más templos.

Además, se tiene en cuenta que la estructura arquitectónica y artística del templo debe ser la manifestación material del aspecto comunitario, el espacio físico que se construye para los templos vivos de Dios.

En el caso particular de la Arquidiócesis de Barranquilla, cuando ha sido aprobado el diseño arquitectónico por el señor Arzobispo, se procede a realizar un estudio de suelos y un calculo estructural, los cuales son realizados por profesionales en sus respectivos campos; luego, se realiza un presupuesto.

Una vez listos los cálculos, se inicia la construcción del templo con los recursos económicos administrados por la Arquidiócesis. Entre la gente del barrio, con ayuda del párroco y los miembros del ECAP, se escogen personas, generalmente fieles comprometidos, con conocimientos en el oficio de la construcción y se conforma un equipo de trabajo que lleva a cabo la ejecución de la obra. Esta ha sido la experiencia más positiva del proceso, ya que la comunidad con sus propias manos transforma lo que antes era un cambuche de madera o un playón desolado, en su nuevo y cómodo templo parroquial. En este proceso se vinculan también algunas entidades nacionales, extranjeras y muchas personas que aportan generosamente, especialmente a través de la Catedratón.

Una vez concluida la obra gris (hasta el pañete), se procede a entregar a la comunidad el edificio, para que con sus propios recursos, poco a poco, vayan haciendo los acabados finales.

ROSTROS DE LA MISIÓN

DAR RAZÓN DE LO QUE SE CREE

Ana Cecilia de Veber es una de esas mujeres que les tocó vivir en carne propia los cambios radicales que el siglo pasado trajo consigo. En un tiempo en que nada era fácil, se hizo profesional, fue esposa y fue madre.

Bilingüe, socióloga de profesión y con un gran amor por el Derecho, la segunda carrera que no pudo terminar, Ana Cecilia hace parte de ese grupo de laicos que han asumido su misión de ser "sal y luz" en medio de las realidades del mundo.

Pertenece desde los 22 años a la Legión de María y, en la actualidad, participa activamente en el proceso de Renovación y Evangelización de nuestra Arquidiócesis como coordinadora de asambleas familiares. Su unidad pastoral es la de San Francisco de Asís, y su campo de acción favorito -en el contexto de la Legión de María- es la evangelización de los alejados.

Pero Ana Cecilia no sólo fue testigo de cambios sociales, también tuvo la gracia de conocer la realidad de la Iglesia antes y después del Concilio. Al profundo afecto que sentía por Juan XXIII, se unió la admiración por ese liderazgo que llevó al "Papa de la sonrisa" a convocar uno de los más trascendentales concilios de la historia de la Iglesia. Al respecto afirma: "Para mí el Concilio Vaticano II ha sido fundamental desde todo punto de vista. Creo que desde él se empezó a configurar una Iglesia que pudiera atravesar el umbral del nuevo milenio".

Otro de los elementos interesantes del testimonio de nuestra invitada es el de su profesión, sobre esto Ana Cecilia señala: "Cuando digo que soy socióloga, mucha gente tiende a pensar -casi automáticamente- en la época en que estudié. Un tiempo en el que lo social tendía a agitar los ánimos de pensadores y se respiraba cierta resistencia a la Iglesia. Sin embargo, y esto puedo llamarlo una especial gracia del Señor, yo pude amar profundamente la sociología sin dejar de amar a Jesucristo, a la Iglesia. Nunca me contaminé".

Hoy día Ana Cecilia comparte su tiempo entre su familia, su trabajo como profesora de inglés -una labor a la que ha dedicado 20 años de su vida- y su servicio a la Iglesia.

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

UNIDAD PASTORAL SAN FELIPE APOSTOL

Rezar, trabajar y caminar unidos

Por Julio Giraldo
Periodista

El Barrio San Felipe es otro de esos sectores de Barranquilla que tiene mucha historia que contar. En el año 1939 se iniciaron las primeras casitas, construidas en madera, en los terrenos que pertenecían a la familia Manotas.

El barrio fue creciendo poco a poco, se organizó la acción comunal y se fueron iniciando las gestiones para obtener todo lo que requería la naciente comunidad. Como es lógico, entre esas primeras necesidades estaba la construcción de un templo para la celebración de la fe. Por entonces ya trabajaban en el sector los misioneros claretianos, quienes evangelizaban y celebraban eucaristías debajo de frondosos árboles; tiempo después la familia Manotas donó el terreno para la construcción del templo parroquial.

Los trabajos de construcción del templo se iniciaron bajo la dirección de los misioneros claretianos, concretamente del hermano Vicente Galicia, arquitecto y constructor de los templos de Chiquinquirá, la Catedral de Quibdó y Jesús Nazareno en Medellín.

Inicialmente la Parroquia se llamó San Antonio María Claret; así consta en el decreto de erección como parroquia firmado por Monseñor Jesús Antonio Castro Becerra el 19 de enero de 1952. Hasta 1962 estuvo adscrita a la Parroquia de Chiquinquirá, año en que empieza a ser pastoreada por el clero diocesano, entre otras razones por la dificultad que tenían los misioneros claretianos para atenderla. Ciertamente los misioneros claretianos ya habían hecho lo principal: construir la comunidad y construir el templo.

LOS PASTORES
Varios son los sacerdotes que han pastoreado la comunidad de San Felipe Apóstol. El primer párroco diocesano fue el padre Luís Ballesteros, muy recordado por la comunidad por el entusiasmo y el fervor que sembró en sus feligreses, sobre todo las fiestas patronales. Siguieron en su orden los padres Francisco Buitrago, Basilio Natera, Hermes Nieto, Emmanuel De Alba, Roberto Ariel Ávila, José Carvajal, José Tobías De la Cruz, Giovanni Sanjuán y su actual párroco Oscar Eduardo Arango. Algunos de estos sacerdotes ya fallecieron, pero en San Felipe los recuerdan con mucho cariño.

No está muy claro en qué momento es cambiado el nombre de San Antonio María Claret por el de San Felipe; curiosamente en otra oportunidad se sugirió cambiar el nombre de la parroquia por el de San Pancracio. De hecho durante algunos años en la procesión de San Felipe también sacaban a San Pancracio. En la actualidad las dos fiestas se celebran separadamente y para cada una de ellas hay igual cantidad de fieles que fervorosamente asisten.

LA PARROQUIA HOY:
Actualmente la Unidad Pastoral San Felipe Apóstol está conformada por los barrios San Felipe, Carlos Meisel y Nueva Colombia. Existen todos los grupos que normalmente tiene cada parroquia organizada; estos grupos trabajan con mucha alegría acompañando al Padre Oscar Eduardo Arango en su misión evangelizadora.

En la parroquia se dictan cursos pre-matrimoniales, cursos para recibir el sacramento del bautismo y charlas para matrimonios, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Las misas de los días ordinarios tienen muy buena asistencia, pero los domingos la templo es insuficiente para albergar la cantidad de fieles.

Los tiempos fuertes como Navidad, Semana Santa y los días de fiesta patronal, son aprovechados por el Padre Arango para fortalecer el proceso de evangelización que se adelanta en la parroquia. Lo cual siempre genera una respuesta muy positiva de parte de los fieles. San Felipe Apóstol es entonces una comunidad que reza, trabaja y progresa unida.

ORANDO EN LA URBE

"SÓLO DIOS BASTA"

"Para alcanzar la verdadera riqueza, para no caer en la trampa de los falsos tesoros, para caminar libre y gozoso tras los pasos de Jesús, debes elegir la pobreza. Dios se hizo pobre, por ti, en Cristo Jesús. Contempla el rostro de Jesucristo para llegar a parecerte a Él. Vive en continua acción de gracias, porque todo lo que tienes lo has recibido". (Pierre-Marie Delfieux, Un camino monástico en la ciudad).

No sé cuántas veces he leído este poema de Santa Teresa de Jesús, pero cada vez que lo leo, o lo escucho en un canto, para mí resulta totalmente nuevo. Eso que dijo el filósofo de que "nadie se baña dos veces en el mismo río", sí que se aplica a este caso.

LA FELICIDAD DEL DESPOJO
"Sólo Dios basta". Quién creería que estas tres palabras se pudiera resumir el camino, el itinerario de fe que cada creyente debe recorrer hacia su felicidad y, obviamente, hacia su salvación.
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