viernes, octubre 19, 2007

EL VALOR INSUSTITUIBLE DE LA FAMILIA CRISTIANA

Por RAFAEL AHUMADA PEÑATE, Pbro.
Delegado Arquidiocesano de Familia
Párroco de Santa Rita de Cascia, S/Grande


En días pasados, el padre Juan Jaime Escobar estuvo en Barranquilla invitado por la Emisora Minuto de Dios. Gracias a la generosidad del padre Alberto Linero, la comisión y subcomisiones de pastoral familiar de nuestra Arquidiócesis de Barranquilla y algunos representantes de los movimientos eclesiales que trabajan por la familia, tuvimos la oportunidad de escucharlo y compartir con él un interesante foro. De forma clara y sencilla, pero al mismo tiempo, profunda y convincente, el padre Escobar desarrolló las ideas que se sintetizan a continuación.

La institución familiar sufre fuertemente la influencia del postmodernismo, que trae consigo una mentalidad individualista que lo invade todo. Me llamó la atención la cifra que trajo a colación: en Colombia, a principios del siglo XX, sólo el 1.5% de los hogares estaba conformado por una sola persona. Según los datos del último censo ha aumentado a 13%. Cosa que no es extraña en los países europeos, pero sí en nuestro país donde decimos que la familia está por encima de todo. No en todas las casas se vive en un ambiente familiar: pocos comparten la hora del almuerzo o la cena, en el fin de semana cada uno hace su programa. Hoy a los jóvenes les cuesta pensar en un "nosotros". La búsqueda de los intereses personales prima sobre el interés de la familia.

Hoy se cree que la familia es reemplazable en la formación de las personas, y enfatizaba el padre Juan: "¡esto es una gran mentira!". El colegio no puede enseñar disciplina y respeto, si la familia no forma en eso. Hoy el Estado busca invertir en la "calidad" de la educación; pero el problema no depende de la institución educativa, sino de la institución familiar. Es la familia la que forma a la persona. Antes un niño ingresaba al colegio después de haber aprendido cosas fundamentales como: el manejo de su cuerpo, saber hablar, compartir, en pocas palabras llegaba "criado" al colegio. Hoy, los padres llevan a sus hijos desde los dos años para que se los críen. Papá y mamá parecen haber renunciado a esta ardua, pero hermosa tarea.

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