Las Obras Misionales Pontificias en Colombia
80 años en nuestro país
Por Angélica Contreras Suárez*
“Vayan por todo el mundo a predicar el evangelio” (Mt 28, 18-20). Para nuestra Iglesia Católica el mandato misionero sigue siendo una prioridad, todos los bautizados estamos llamados a ser siervos y discípulos de Cristo. Se hace entonces necesaria una motivación que nos permita vivir ese espíritu misionero, que nos acerque a la comunión con Jesús y nos impulse a darlo a conocer desde donde estemos y más allá de las fronteras.
Las Obras Misionales Pontificias son una institución de la Iglesia tanto universal como particular, que se encarga de infundir en todos los católicos desde la infancia el sentido verdaderamente universal y católico en el seno del pueblo de Dios, están dirigidas a todos los bautizados y comunidades cristianas, su finalidad es la cooperación misionera en el anuncio del mensaje evangélico.
Su carácter de universalidad lo da su naturaleza misma, nacidas por particulares iniciativas carismáticas y desarrolladas con el apoyo de la Santa Sede, tiene como cabeza visible al Papa, el cual en esencia posee una visión global. De esta manera las OMP se convierten en la principal herramienta para promoción, cooperación y difusión misionera, las cuales están especialmente estructuradas para trascender a cada lugar recóndito del planeta.
Desde el 22 de agosto del 2007 hasta el 24 de julio del presente año celebramos los 80 años de las OMP en Colombia, aunque ya existía la propagación de la fe en nuestro país, el referente histórico para conocer el ardor del impulso misionero de la época fue el I Congreso Misionero de Colombia, en el cual en una de las conclusiones se hizo referencia a la necesidad de la instauración de las cuatro obras, las cuales son: la Propagación de la fe, la Infancia Misionera, la Obra de San Pedro Apóstol y la Pontificia Unión Misional. Cada una desde la perspectiva de sectores específicos de nuestra Iglesia inducen a vivir la experiencia de la misión en nuestra vida como cristianos.
Este despertar del espíritu misionero se dio gracias a la motivación de muchas personas, quienes inspiradas por el Espíritu Santo trabajaron para hacerlo realidad. En primer lugar tenemos al padre Mathurín Jehanno, un sacerdote de origen Francés, quien con su dinamismo misionero después de vivir arduas experiencias a lo largo de nuestro país se convirtió en el primer director de la Propagación de la Fe y gracias a él fue fundada la Revista de Misiones, la cual se constituyó como órgano oficial de difusión de esta Obra.
En segundo lugar tenemos a la mujer más misionera de América, la Madre Laura, está religiosa nacida en Jericó, Antioquia, se convirtió en un símbolo misionero, pues con su fascinante vida en trabajo de los indígenas nos dio testimonio de la presencia del amor de Jesús entre nosotros. Propuso el primer congreso misionero con la esperanza de que los misioneros reunidos en Bogotá trabajaran para mejorar las leyes a favor de los indios y dispuso todo para que este tuviera la trascendencia que actualmente genera para nuestra Iglesia Colombiana y para nuestro país en general.
Entre nuestros pioneros misioneros en Colombia, no podíamos dejar de lado a Monseñor Miguel Ángel Builes, quien trabajó en conjunto con la Madre Laura para la organización del congreso, e inspirado por Dios fundó el primer Seminario de Misiones de América, el cual a partir de 1939 se convirtió en el Instituto de Misiones Extranjeras de Yurumal.
Tenemos que destacar el trabajo de personas que con ese dinamismo caracterizado por los misioneros han permitido el correcto funcionamiento de las OMP en nuestro país, estas personas son los directores nacionales, quienes con su trabajo han logrado contribuir para que el mensaje de esperanza llegue hasta los rincones más alejados a lo largo de la historia; ellos son en orden cronológico: Pbro. Maturín Jehanno (1924-1926), Pbro. Luis R. David Almeida (1926-1928), Mons. Eduardo León (1928-1947), Mons. Felipe Álvarez (1947-1970), Fray Severo Velásquez (1970-1984), Pbro. Manuel José Agudelo (1984-1989), Pbro. Julio Daniel Botia (1989-1994), Pbro. Macario Botero (1994-2004), Pbro. Luis Eduardo Castaño (1994-2004) y el Padre Héctor Luis Valencia López quien es actualmente nuestro director.
Así como estás personas muchas más fueron bendecidas para trabajar por la misión que Jesús nos encomendó, todos estamos llamados a la santidad y a ser misioneros desde donde nos encontremos, no llegamos a imaginar cuantas personas aún no conocen nada de Dios, y en muchas ocasiones no nos fijamos ni siquiera en las más cercanas que dicen conocerlo pero en realidad no se han dejado tocar por su amor; las Obras Misionales Pontificias son la más grande muestra de ese deseo incontenible por llevar ese mensaje de salvación, es hora de que nos interesemos por conocer más de nuestra Iglesia y participar más activamente dentro de ella, de esta forma podremos ayudar a construir esa civilización de amor que tanto anhelamos y que solo a través de Dios y estando en su caminar podremos alcanzar.
* Miembro de Juventud Misionera Parroquia San Francisco
80 años en nuestro país
Por Angélica Contreras Suárez*
“Vayan por todo el mundo a predicar el evangelio” (Mt 28, 18-20). Para nuestra Iglesia Católica el mandato misionero sigue siendo una prioridad, todos los bautizados estamos llamados a ser siervos y discípulos de Cristo. Se hace entonces necesaria una motivación que nos permita vivir ese espíritu misionero, que nos acerque a la comunión con Jesús y nos impulse a darlo a conocer desde donde estemos y más allá de las fronteras.
Las Obras Misionales Pontificias son una institución de la Iglesia tanto universal como particular, que se encarga de infundir en todos los católicos desde la infancia el sentido verdaderamente universal y católico en el seno del pueblo de Dios, están dirigidas a todos los bautizados y comunidades cristianas, su finalidad es la cooperación misionera en el anuncio del mensaje evangélico.
Su carácter de universalidad lo da su naturaleza misma, nacidas por particulares iniciativas carismáticas y desarrolladas con el apoyo de la Santa Sede, tiene como cabeza visible al Papa, el cual en esencia posee una visión global. De esta manera las OMP se convierten en la principal herramienta para promoción, cooperación y difusión misionera, las cuales están especialmente estructuradas para trascender a cada lugar recóndito del planeta.
Desde el 22 de agosto del 2007 hasta el 24 de julio del presente año celebramos los 80 años de las OMP en Colombia, aunque ya existía la propagación de la fe en nuestro país, el referente histórico para conocer el ardor del impulso misionero de la época fue el I Congreso Misionero de Colombia, en el cual en una de las conclusiones se hizo referencia a la necesidad de la instauración de las cuatro obras, las cuales son: la Propagación de la fe, la Infancia Misionera, la Obra de San Pedro Apóstol y la Pontificia Unión Misional. Cada una desde la perspectiva de sectores específicos de nuestra Iglesia inducen a vivir la experiencia de la misión en nuestra vida como cristianos.
Este despertar del espíritu misionero se dio gracias a la motivación de muchas personas, quienes inspiradas por el Espíritu Santo trabajaron para hacerlo realidad. En primer lugar tenemos al padre Mathurín Jehanno, un sacerdote de origen Francés, quien con su dinamismo misionero después de vivir arduas experiencias a lo largo de nuestro país se convirtió en el primer director de la Propagación de la Fe y gracias a él fue fundada la Revista de Misiones, la cual se constituyó como órgano oficial de difusión de esta Obra.
En segundo lugar tenemos a la mujer más misionera de América, la Madre Laura, está religiosa nacida en Jericó, Antioquia, se convirtió en un símbolo misionero, pues con su fascinante vida en trabajo de los indígenas nos dio testimonio de la presencia del amor de Jesús entre nosotros. Propuso el primer congreso misionero con la esperanza de que los misioneros reunidos en Bogotá trabajaran para mejorar las leyes a favor de los indios y dispuso todo para que este tuviera la trascendencia que actualmente genera para nuestra Iglesia Colombiana y para nuestro país en general.
Entre nuestros pioneros misioneros en Colombia, no podíamos dejar de lado a Monseñor Miguel Ángel Builes, quien trabajó en conjunto con la Madre Laura para la organización del congreso, e inspirado por Dios fundó el primer Seminario de Misiones de América, el cual a partir de 1939 se convirtió en el Instituto de Misiones Extranjeras de Yurumal.
Tenemos que destacar el trabajo de personas que con ese dinamismo caracterizado por los misioneros han permitido el correcto funcionamiento de las OMP en nuestro país, estas personas son los directores nacionales, quienes con su trabajo han logrado contribuir para que el mensaje de esperanza llegue hasta los rincones más alejados a lo largo de la historia; ellos son en orden cronológico: Pbro. Maturín Jehanno (1924-1926), Pbro. Luis R. David Almeida (1926-1928), Mons. Eduardo León (1928-1947), Mons. Felipe Álvarez (1947-1970), Fray Severo Velásquez (1970-1984), Pbro. Manuel José Agudelo (1984-1989), Pbro. Julio Daniel Botia (1989-1994), Pbro. Macario Botero (1994-2004), Pbro. Luis Eduardo Castaño (1994-2004) y el Padre Héctor Luis Valencia López quien es actualmente nuestro director.
Así como estás personas muchas más fueron bendecidas para trabajar por la misión que Jesús nos encomendó, todos estamos llamados a la santidad y a ser misioneros desde donde nos encontremos, no llegamos a imaginar cuantas personas aún no conocen nada de Dios, y en muchas ocasiones no nos fijamos ni siquiera en las más cercanas que dicen conocerlo pero en realidad no se han dejado tocar por su amor; las Obras Misionales Pontificias son la más grande muestra de ese deseo incontenible por llevar ese mensaje de salvación, es hora de que nos interesemos por conocer más de nuestra Iglesia y participar más activamente dentro de ella, de esta forma podremos ayudar a construir esa civilización de amor que tanto anhelamos y que solo a través de Dios y estando en su caminar podremos alcanzar.
* Miembro de Juventud Misionera Parroquia San Francisco
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