Comunicador Social - Periodista
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El valor que está promoviendo la Arquidiócesis de Barranquilla en este mes de noviembre –“Respetemos la vida”- tiene un profundo significado para el pueblo colombiano, pues vivimos en un país que se ha dejado apegar a la cultura de la violencia, las reacciones injustas, los mensajes destructivos y los apasionamientos rencorosos.
Es en este marco donde el valor de la vida se mueve al compás acelerado de voces angustiantes, pero firmes, que poco a poco van encontrando eco en la sociedad.
En ese grupo de defensores acérrimos de la existencia humana está el doctor Hebert Maldonado, un profesional de la salud comprometido con su misión evangelizadora de proteger y hacer perdurar lo más posible a su gran amiga: la vida.
“Conocer y respetar la vida es un compromiso cristiano”, así inició el diálogo con Kairós este médico católico que tiene más de 17 años de experiencia en el ramo y una labor solidaria inefable como miembro del equipo de galenos del Hospital Materno Infantil Niño Jesús, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
Inmediatamente agregó: “No podemos atrevernos a olvidar el valor de la vida; a muchos que han venido con ganas de abortar, siempre les recuerdo que la opción de vida no es sólo de ellos, sino también del ser que se está gestando”.
Preparando este encuentro con el doctor Maldonado, me detuve a leer cuidadosamente una entrevista que le realizaron sobre el tema del aborto, una problemática social en aumento que está acabando con el derecho a vivir. Desde mi computadora ingresé a www.publiensayos.com y leí con detenimiento las reflexiones de este médico sobre el valor de la vida y cómo la posibilidad de acuerdos legales podrían legitimar la “pena de muerte” en Colombia.
“Están truncando el derecho a vivir. Se trata de un desconocimiento a la vida que se está gestando. Estos seres en formación también tienen sus derechos”, dijo el doctor Maldonado.
Aquellos que desconocen la vida no pueden valorarla, opinar sobre ella y, mucho menos, respetarla. El listado es enorme cuando recordamos bombas, mutilados, 11 de septiembre, guerras, clínicas abortivas, legislaciones “amangualadas”, violaciones, etc.
El doctor Hebert Maldonado comenta: “Soy conciente que esta práctica, la del aborto, es ilegítima y que existe desde hace muchísimo tiempo. Y no me canso de insistir que no estoy de acuerdo con ninguna forma que atente contra el libre crecimiento del embrión y el desarrollo de la gestante”.
La oportunidad de escucharle su “manifiesto a la vida” –un documento en contra del aborto que adelanta con varios colegas-, sus convicciones cristianas y la seguridad con que asume la defensa de los no nacidos, es un testimonio evangelizador de alguien que trabaja de acuerdo al plan de Dios.
El valor de la vida va unido al amor; ese amor que siente una madre por su hijo, un padre por su retoño, compensado con la inmensa felicidad que representa la creación de una familia, núcleo central para vivir en sociedad.
“Las familias están siendo desinformadas, les proyectan ‘antivalores’ para agudizar su propia autodestrucción. La nuestra ha dejado de ser una sociedad que educa. La cultura del consumismo, el sexo desenfrenado y el facilismo, inundan las mentes de niños, adolescentes y jóvenes”, señaló el médico Maldonado.
Pero el panorama no es del todo desalentador porque opciones de vida las hay, especialmente las que la Arquidiócesis de Barranquilla, a través de su Plan de Renovación y Evangelización, está divulgando en todo el departamento del Atlántico.
“Es bueno que nuestra Arquidiócesis lidere mensajes formativos y apropiados a toda la población. La Iglesia frente al aborto, por ejemplo, debe enviar información sobre el amor hacia la vida como este mes lo está haciendo. De esta manera se reconoce este valor y, a través de él, a la familia”, señaló el galeno.
Todos debemos estar convencidos de que la vida es un regalo maravilloso, único e irrepetible de Dios. Quitarla o cegarla es incumplir su mandato. “Colombia es un país de opciones. Aquí se necesitan más multiplicadores, charlas informativas que lleven a los asistentes –niños, jóvenes y adultos- a conocer y reconocer el valor de la vida”, sostuvo el doctor Maldonado al referirse a una de las tantas opciones educativas en pro de la vida.
Y puntualizó de manera enérgica: “tres cosas son hoy por hoy importantes sobre este tema de la vida: La mujer que se practica un aborto queda marcada de por vida frente a ella misma, su familia y la sociedad. Aquellos que ayudan en esta práctica necesitan de una reinserción, porque los médicos damos vida no traemos la muerte y, por último, la necesidad urgente de legalizar programas de ayuda y asistencia para mujeres en riesgo de aborto”.
Es cierto lo que afirma el doctor Hebert Maldonado: “la vida hay que conocerla para vivirla”. Su respeto nos hace mejores personas, mejores ciudadanos.
RESPETEMOS LA VIDA ¡Queremos ser hermanos!
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