Delegado de Pequeñas Comunidades
La asamblea familiar es una forma de encuentro de varias familias que viven unidas la experiencia cristiana alrededor de la Palabra de Dios desde la oración, la reflexión y la puesta en práctica de ésta a nivel personal, familiar y comunitario.
Esta experiencia de vida, que gira en torno a la Palabra Divina y al mensaje con el cual la misma alimenta el corazón de la familia, hunde sus raíces en la experiencia de las primeras comunidades cristianas que, reunidas con un solo corazón y una sola alma, comparten la vida, las experiencias difíciles, tristes y dolorosas, pero también las alegres, gozosas y dichosas, con la esperanza siempre nueva de sentirse acompañadas por la presencia de Dios, que llena de sentido cada momento vivido en su nombre y que fortalece y anima el corazón de la persona y la familia que asume su existencia con la misericordiosa ayuda de Dios.
“Y la multitud de los que habían creído era de un solo corazón y una sola alma. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas, sino que eran de todos y las compartían” (Hechos 4, 32)
Este modo de encuentro, que no es el único, pues también los diversos momentos y acontecimientos que viven las familias (acciones significativas, momentos de alegría, dolor, tristeza y necesidad, triunfos, fiestas especiales, etc.) son espacios, que como comunidad cristiana, nos permiten estrechar los lazos de vecindad, amistad y fraternidad.
La asamblea familiar debe darse en un contexto cálido y cercano, donde las familias puedan expresar sus sentimientos, experiencias y vivencias, pues se sienten acogidas las unas por las otras. A ejemplo de la primera comunidad cristiana, en la asamblea familiar se vive en completa comunicación, diálogo y confianza.
TODOS ESTAMOS INVITADOS
No sólo quienes profesan la fe católica están llamados a participar en esta experiencia de encuentro familiar; también nuestros hermanos que profesan una fe en Cristo bajo otra denominación religiosa están invitados a vivir esta experiencia en la que, todos juntos, como familias en Dios, podamos sentirnos sostenidos y alimentados por la fuerza de la Palabra del Señor.
Es por esto que cada familia, antes del encuentro con otras en la asamblea familiar, debe leer y meditar en la intimidad del hogar el texto del evangelio que corresponde al domingo siguiente, siempre en un clima de confianza y cercanía entre los miembros de la familia. De esta manera, al encontrarse con las otras familias en la experiencia de la asamblea, se dará una profundización en el mensaje de la Palabra meditada. Y, así, en la celebración de la Eucaristía dominical, también vivida en familia, se logrará una mayor comprensión del evangelio para hacerlo realmente vida en cada uno de nosotros.
En la asamblea familiar se asume el texto guía propuesto en el periódico Kairós, que es una ayuda en el desenvolvimiento de la misma, el cual debe ser adaptado a la realidad y circunstancias que experimenta, vive o atraviesa cada núcleo familiar, es decir, encuentro de varias familias. Hay que tener claro que el esquema propuesto en este periódico debe servir de estímulo para la creatividad en el desarrollo de la asamblea, pero nuca convertir la asamblea en la lectura de la guía que aparece en Kairós.
Con estos planteamientos generales sobre lo que es una asamblea familiar, dispongámonos participar en ellas y hacer de estos encuentros semanales verdaderos espacio de fraternidad y crecimiento en la fe.
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