viernes, diciembre 28, 2007

FAMILIA HUMANA, COMUNIDAD DE PAZ


Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz , a celebrarse el 1º de enero de 2008.

En el marco de la celebración mundial de la paz y en vísperas del año nuevo que comienza, el Papa Benedicto XVI envió un mensaje de paz y esperanza a todas las personas en el planeta. En sus palabras, resalta la importancia que tiene el núcleo familiar y la armonía que se debe vivir en este.

“De hecho, la primera forma de comunión entre las personas es la que el amor suscita entre un hombre y una mujer decididos a unirse establemente para construir juntos una nueva familia. Pero también los pueblos de la tierra están llamados a establecer entre sí relaciones de solidaridad y colaboración, como corresponde a los miembros de la única familia humana”, destaca el Sumo Pontífice y agrega que todos los pueblos –como lo dice el Concilio Vaticano II- forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; también tienen un único fin último, Dios.

En este mismo mensaje Benedicto XVI afirma que el matrimonio, fundado en el amor, es el lugar primario de “humanización” de las personas y sociedad. “En efecto, en una vida familiar «sana» se experimentan algunos elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo. Por eso, la familia es la primera e insustituible educadora de la paz”, afirma el Papa.

Resaltando lo fundamental que es cuidar y cultivar con libertad responsable el planeta, debido a que es la casa que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y teniendo como principal criterio orientador la búsqueda del bien de todos, el Papa llamó a la atención específica que necesita el medio ambiente: “Obviamente, el valor del ser humano está por encima de toda la creación. Respetar el medio ambiente no quiere decir que la naturaleza material o animal sea más importante que el hombre. Quiere decir, más bien, que no se la considera de manera egoísta, a plena disposición de los propios intereses, porque las generaciones futuras tienen también el derecho a obtener beneficio de la creación, ejerciendo en ella la misma libertad responsable que reivindicamos para nosotros. Y tampoco se ha de olvidar a los pobres, excluidos en muchos casos del destino universal de los bienes de la creación. Hoy la humanidad teme por el futuro equilibrio ecológico. Sería bueno que las valoraciones a este respecto se hicieran con prudencia, en diálogo entre expertos y entendidos, sin apremios ideológicos hacia conclusiones apresuradas y, sobre todo, concordando juntos un modelo de desarrollo sostenible, que asegure el bienestar de todos respetando el equilibrio ecológico”.

De la misma manera, también resalta la economía familiar, la administración correcta y con solidaridad de los bienes de todos, alegando que para la paz familiar además de necesitar la apertura a un patrimonio trascendente de valores, también es necesario el sabio cuidado de los bienes materiales. “Se tiene una auténtica experiencia de paz en la familia cuando a nadie le falta lo necesario, y el patrimonio familiar -fruto del trabajo de unos, del ahorro de otros y de la colaboración activa de todos- (…) Cuando falta este elemento se deteriora la confianza mutua por las perspectivas inciertas que amenazan el futuro del núcleo familiar”, sostiene el Papa en su mensaje y agrega que hay que fomentar relaciones correctas y sinceras entre los individuos y entre los pueblos, que permitan a todos colaborar en plan de igualdad y justicia. Al mismo tiempo, “es preciso comprometerse en emplear acertadamente los recursos y en distribuir la riqueza con equidad”.

Por último, en su mensaje, Benedicto XVI habla de la ley humana, la superación de conflictos y el desarme para encontrar soluciones eficaces y poder vivir en armonía con todos nuestros hermanos. “Para alcanzar la paz se necesita una ley común, que ayude a la libertad a ser realmente ella misma, en lugar de ciega arbitrariedad, y que proteja al débil del abuso del más fuerte (…) La humanidad no está «sin ley». Sin embargo, es urgente continuar el diálogo sobre estos temas, favoreciendo también la convergencia de las legislaciones de cada Estado hacia el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales. El crecimiento de la cultura jurídica en el mundo depende además del esfuerzo por dar siempre consistencia a las normas internacionales con un contenido profundamente humano, evitando rebajarlas a meros procedimientos que se pueden eludir fácilmente por motivos egoístas o ideológicos”.

Si quiere leer el documento completo del Santo Padre Benedicto XVI acerca de la Jornada Mundial de la Paz, visite www.vatican.va

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