Modelo de edificación espiritual
Por Julio Giraldo*
En visita realizada a la Ciudadela Metropolitana segunda etapa, fuimos recibidos por las señoras Edith Martínez y Judith Porto, quienes nos contaron que este sector, el cual se encuentra en jurisdicción del Municipio de Soledad, comenzó a poblarse hace aproximadamente 19 años gracias a los subsidios de vivienda que en aquella época otorgaba a familias de escasos recursos económicos el Instituto de Crédito Territorial.
Las casas se construyeron por el sistema de autoconstrucción con el apoyo de la Fundación Mario Santo Domingo, y a diferencia de otras urbanizaciones, estas contaban con los servicios públicos desde sus inicios.
Para ese entonces, el hoy obispo auxiliar de Barranquilla, Monseñor Víctor Tamayo rondaba por las calles del sector buscando una persona que quisiera comenzar el trabajo de evangelización, y al poco tiempo, Monseñor Tamayo, logró que personas de buen corazón donaran una pequeña bodega en donde se guardaban materiales de construcción. El mismo Tamayito con la gente del sector, se encargaron de limpiarla y ponerla en orden y de inmediato llevó la comunidad de misioneras del Divino Maestro, la instaló en la pequeña bodega y ellas comienzan su trabajo.
La comunidad de misioneras iniciaron fundando una escuela y poco a poco su labor se fue extendiendo; percibieron que era necesario construir una capilla, y ante esta situación, los urbanizadores muy generosos donaron dos enormes lotes para que la comunidad construyera un parque, un hospital, y una parroquia. Pero, este noble gesto, originó una controversia entre los habitantes del barrio, pues unos querían su iglesia y las instalaciones parroquiales en el sitio en donde hoy se encuentra, y otros querían un parque y canchas para que sus hijos jugaran.
Para la Gloria de Dios al final se logró que la parroquia y la casa cural se construyeran en el sitio inicialmente escogido, y a partir de ese momento se inició la obra, por su parte, los moradores del sector realizaron actividades para recolectar recursos que les permitieran cumplir su objetivo y por voto popular escogen el nombre de Jesús Misericordioso para la nueva unidad pastoral.
Monseñor Félix María Torres y Monseñor Tamayo, en ceremonia solemne bendijeron el terreno y colocaron la primera piedra, al ver esto, la comunidad católica muy entusiasmada construye una pequeña choza para iniciar su vida de Iglesia.
Transcurre el año 1993 y Monseñor Víctor logra que el padre Guillermo Giraldo, misionero Redentorista, llegue al barrio para celebrar Cuaresma y Semana Santa; los feligreses lo acogieron con gran alegría y se comprometieron a que cada familia lo alojaría por una semana en su casa. La primer semana fue atendido en la casa de Edith Martínez.
Esa primera Semana Santa fue el chispazo inicial que prendió la llama de la fe, la solidaridad y el amor, y fue una gran bendición, pues en pocos días llegó un grupo de misioneros Redentoristas compañeros del padre Guillermo y se quedaron viviendo en el barrio en una casa que tomaron en arriendo, en la cual instalaron su sede de misión para los barrios del sur.
Por otra parte, empezaron las actividades para la construcción del templo, por ejemplo, los domingos hacían un famoso sancocho tan nutritivo y delicioso que hasta el Padre Atilio Gonzáles desde Soledad, llegaba como primer comensal.
Las familias estaban tan animadas que se unieron para vaciar las columnas, y en poco tiempo ya estaban listas; Monseñor Tamayo, “ángel guardián de estas construcciones”, logró que le donaran el techo, las cerchas y muchos otros materiales para terminar la obra.
El decreto de erección de parroquia fue promulgado el 2 de febrero de 2000 y lo firmó Monseñor Rubén Salazar Gómez. El último Redentorista que ejerció ya como párroco fue el padre Pablo Patiño y luego fue nombrado el padre Marco Lopera.
La Parroquia Hoy:
Hoy la pequeña chocita de hace 17 años, se encuentra convertida en una elegante y espaciosa iglesia, luce esplendorosa y resalta su belleza y estilo arquitectónico. A su lado encontramos la casa parroquial para despacho y vivienda del sacerdote, la cual esta totalmente remodelada, ampliada y embellecida gracias al trabajo abnegado de su actual párroco, el padre Jaime Ortega, quien se encuentra pastoreando este rebaño desde el 14 de enero de 2006.
Es una feligresía activa, dinámica y colaboradora que siempre de la mano de su párroco caminan en el proceso del Plan Diocesano de Renovación y Evangelización; existen 10 sectores debidamente organizados, cada uno de ellos con su respectivo nombre bíblico; en cada sector se realizan asambleas familiares y están muy bien representados por laicos comprometidos y preparados doctrinalmente.
El padre Jaime se encuentra de tiempo completo en su unidad pastoral, su trabajo se encamina por los senderos trazados por el Señor Arzobispo, por eso se han reestructurado los grupos y se puede decir que todas las estructuras del nuevo plan de evangelización se encuentran bien cimentadas y marchando normalmente; El párroco visita semanalmente los distintos sectores, celebra la Eucaristía, administra sacramentos y se reúne con sus fieles, pues toda decisión de trascendencia para la parroquia, la consulta, discute y aprueba con su comunidad, que siempre responde a los requerimientos y necesidades de su párroco.
Además, para su trabajo pastoral cuenta con la ayuda generosa de las religiosas del Divino Maestro, quienes actualmente se encargan de la catequesis.
* Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com
En visita realizada a la Ciudadela Metropolitana segunda etapa, fuimos recibidos por las señoras Edith Martínez y Judith Porto, quienes nos contaron que este sector, el cual se encuentra en jurisdicción del Municipio de Soledad, comenzó a poblarse hace aproximadamente 19 años gracias a los subsidios de vivienda que en aquella época otorgaba a familias de escasos recursos económicos el Instituto de Crédito Territorial.
Las casas se construyeron por el sistema de autoconstrucción con el apoyo de la Fundación Mario Santo Domingo, y a diferencia de otras urbanizaciones, estas contaban con los servicios públicos desde sus inicios.
Para ese entonces, el hoy obispo auxiliar de Barranquilla, Monseñor Víctor Tamayo rondaba por las calles del sector buscando una persona que quisiera comenzar el trabajo de evangelización, y al poco tiempo, Monseñor Tamayo, logró que personas de buen corazón donaran una pequeña bodega en donde se guardaban materiales de construcción. El mismo Tamayito con la gente del sector, se encargaron de limpiarla y ponerla en orden y de inmediato llevó la comunidad de misioneras del Divino Maestro, la instaló en la pequeña bodega y ellas comienzan su trabajo.
La comunidad de misioneras iniciaron fundando una escuela y poco a poco su labor se fue extendiendo; percibieron que era necesario construir una capilla, y ante esta situación, los urbanizadores muy generosos donaron dos enormes lotes para que la comunidad construyera un parque, un hospital, y una parroquia. Pero, este noble gesto, originó una controversia entre los habitantes del barrio, pues unos querían su iglesia y las instalaciones parroquiales en el sitio en donde hoy se encuentra, y otros querían un parque y canchas para que sus hijos jugaran.
Para la Gloria de Dios al final se logró que la parroquia y la casa cural se construyeran en el sitio inicialmente escogido, y a partir de ese momento se inició la obra, por su parte, los moradores del sector realizaron actividades para recolectar recursos que les permitieran cumplir su objetivo y por voto popular escogen el nombre de Jesús Misericordioso para la nueva unidad pastoral.
Monseñor Félix María Torres y Monseñor Tamayo, en ceremonia solemne bendijeron el terreno y colocaron la primera piedra, al ver esto, la comunidad católica muy entusiasmada construye una pequeña choza para iniciar su vida de Iglesia.
Transcurre el año 1993 y Monseñor Víctor logra que el padre Guillermo Giraldo, misionero Redentorista, llegue al barrio para celebrar Cuaresma y Semana Santa; los feligreses lo acogieron con gran alegría y se comprometieron a que cada familia lo alojaría por una semana en su casa. La primer semana fue atendido en la casa de Edith Martínez.
Esa primera Semana Santa fue el chispazo inicial que prendió la llama de la fe, la solidaridad y el amor, y fue una gran bendición, pues en pocos días llegó un grupo de misioneros Redentoristas compañeros del padre Guillermo y se quedaron viviendo en el barrio en una casa que tomaron en arriendo, en la cual instalaron su sede de misión para los barrios del sur.
Por otra parte, empezaron las actividades para la construcción del templo, por ejemplo, los domingos hacían un famoso sancocho tan nutritivo y delicioso que hasta el Padre Atilio Gonzáles desde Soledad, llegaba como primer comensal.
Las familias estaban tan animadas que se unieron para vaciar las columnas, y en poco tiempo ya estaban listas; Monseñor Tamayo, “ángel guardián de estas construcciones”, logró que le donaran el techo, las cerchas y muchos otros materiales para terminar la obra.
El decreto de erección de parroquia fue promulgado el 2 de febrero de 2000 y lo firmó Monseñor Rubén Salazar Gómez. El último Redentorista que ejerció ya como párroco fue el padre Pablo Patiño y luego fue nombrado el padre Marco Lopera.
La Parroquia Hoy:
Hoy la pequeña chocita de hace 17 años, se encuentra convertida en una elegante y espaciosa iglesia, luce esplendorosa y resalta su belleza y estilo arquitectónico. A su lado encontramos la casa parroquial para despacho y vivienda del sacerdote, la cual esta totalmente remodelada, ampliada y embellecida gracias al trabajo abnegado de su actual párroco, el padre Jaime Ortega, quien se encuentra pastoreando este rebaño desde el 14 de enero de 2006.
Es una feligresía activa, dinámica y colaboradora que siempre de la mano de su párroco caminan en el proceso del Plan Diocesano de Renovación y Evangelización; existen 10 sectores debidamente organizados, cada uno de ellos con su respectivo nombre bíblico; en cada sector se realizan asambleas familiares y están muy bien representados por laicos comprometidos y preparados doctrinalmente.
El padre Jaime se encuentra de tiempo completo en su unidad pastoral, su trabajo se encamina por los senderos trazados por el Señor Arzobispo, por eso se han reestructurado los grupos y se puede decir que todas las estructuras del nuevo plan de evangelización se encuentran bien cimentadas y marchando normalmente; El párroco visita semanalmente los distintos sectores, celebra la Eucaristía, administra sacramentos y se reúne con sus fieles, pues toda decisión de trascendencia para la parroquia, la consulta, discute y aprueba con su comunidad, que siempre responde a los requerimientos y necesidades de su párroco.
Además, para su trabajo pastoral cuenta con la ayuda generosa de las religiosas del Divino Maestro, quienes actualmente se encargan de la catequesis.
* Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com
3 comentarios:
El padre Tamayo como siempre donde llega deja una huella Dios me le guarde y me lo proteja por muchos años. T.Q.M.
El padre Tamayo como siempre donde llega deja una huella Dios me le guarde y me lo proteja por muchos años. T.Q.M.
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