miércoles, diciembre 08, 2010


Información sin transgresión

Por Juan Ávila Estrada*

El progreso del mundo, el avance de la tecnología, las luchas ganadas contra las enfermedades y la prolongación en el promedio de vida del hombre contemporáneo son, sin duda, producto no sólo de la inteligencia humana sino además de la permanente inquietud intelectual de los hombres de todas las épocas. A todo esto añadimos además la eterna curiosidad personal que desde niños nos induce a explorar, preguntarnos el porqué de las cosas y descubrir mejor nuestro entorno. Preguntarnos “qué pasaría si…” ha sido principio fundamental para alcanzar desarrollo intelectual y encuentro con la verdad.

Pero cuando esta inquietud intelectual y esta curiosidad se pervierten y buscan sólo satisfacer el morbo personal, entonces podemos decir que nos encontramos ante un fenómeno típico de los voyeurs (mirones) que a toda costa buscan penetrar no sólo la esencia del ser sino también la intimidad de los individuos.

Para constatar esto basta acercarnos a los medios de comunicación escrita y hablada para descubrir este fenómeno arraigado entre nuestros conciudadanos. No sólo queremos una prensa que nos informe sino también que escudriñe los aspectos más íntimos de las personas y de las parejas, que incluso puedan meternos en lo secreto de su habitación para conocer en detalle todo cuanto sienten, hacen y la razón por la que lo hacen. En defensa de la libertad de prensa, de expresión, del derecho a estar informados y todos los derechos posibles que consagra la constitución, se violenta el derecho a la intimidad de los demás.

El seguimiento que a ciertos casos sonados en la ciudad se le ha venido dando en la prensa escrita y hablada producen vergüenza ajena y nos hace pensar si es necesario llegar a esos extremos de violencia periodística que siguen el asunto como un novelón y revelan detalles escabrosos que sólo competen al fuero interno de la familia. Lo que hemos visto es el irrespeto a personas y familias que, puestas en el ojo del huracán, hacen creer a los lectores que pueden deliberar en las esquinas si se declara culpable o inocente al acusado.

Da la impresión que la intención es justificar las acciones desacreditando a las víctimas y culpabilizarlas de su propia suerte.

En honor a la verdad, a los ciudadanos sólo debe interesarnos que efectivamente la justicia cumpla su papel sin que se entre en ciertos detalles que no son de nuestra incumbencia sino que deben ser conocidos exclusivamente por las autoridades competentes y todos aquellos a quienes de verdad estén involucrados.

Es importante saber que hay de casos a casos y que asuntos que afectan la comunidad deben ser conocidas por la comunidad en detalle, pero todo aquello que no afecte la sociedad en su conjunto sino a particulares o familias, sólo ellos deben ser los protagonistas y los conocedores de las conclusiones.

No contento con esto se toman los medios la tarea de hacer encuestas y entrevistas a desprevenidos que hacen juicios desde las emociones y no desde la objetividad que es necesaria en estos casos y todos se arrogan el derecho de opinar sobre asuntos del que sólo conocen el cascarón.

Día tras días van desarrollando el tema de una manera que para ellos puede resultar jocosa pero que lastimaprofundamente los sentimientos de las víctimas y logran que todo se vuelva folclor y tema de carnaval.

No debe haber nunca oposición entre verdad, libertad e información pero debemos comprender que aunque todo pueda sernos permitido, no todo debe sernos lícito. La libertad de nadie puede ser argumento para asaltar laprivacidad de los individuos y mancillar el buen nombre al que todos tenemos derecho.

No sólo necesitamos una mentalidad sana sino también una prensa sana que no tenga como principio vender pisoteando a los demás ni metiendo un espéculo para mirar las entrañas humanas. Necesitamos conocer la verdad y no que nos metan bajo las cobijas de las parejas para llevarnos a espectáculo porno abierto para todas las edades.

*Párroco de Virgen María de Regla en Villa Estadio (Soledad)

“No sólo necesitamos una mentalidad sana sino también una prensa sana que no tenga como principio vender pisoteando a los demás”.

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