Mensaje de Su Santidad Benedicto XVIpara la XL Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, programada para este domingo 28 de mayo.
Queridos hermanos y hermanas:
1. Al cumplirse el cuadragésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, me alegra recordar su Decreto sobre los Medios de Comunicación Social, Inter Mirifica, que señaló especialmente el poder de los medios para ejercer una influencia en toda la sociedad humana. La necesidad de herramientas que ayuden al bien de la humanidad me ha impulsado a reflexionar, en mi primer mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre la idea de los medios como una red que facilita la comunicación, la comunión y la cooperación.
San Pablo, en su carta a los Efesios, describe vívidamente nuestra vocación humana como la de “participantes de la naturaleza divina” (Dei verbum, 2): por Cristo tenemos acceso al Padre en el Espíritu; ya no somos extranjeros y extraños, sino ciudadanos con los santos y los miembros de la familia de Dios, transformándonos en un templo santo, una morada para Dios (cf. Ef 2, 18-22). Este sublime retrato de una vida de comunión pone en movimiento todos los aspectos de nuestra vida como cristianos. La invitación a acoger con autenticidad la autocomunicación de Dios en Cristo significa en realidad una llamada a reconocer su fuerza dinámica dentro de nosotros, que desde ahí desea propagarse a los demás y extenderse a todo el mundo, para que su amor sea realmente la medida prevalente en el mundo (cf. Homilía para la Jornada Mundial de la Juventud, Colonia, 21 de agosto 2005).
2. Los avances tecnológicos en los medios han conquistado en cierta medida tiempo y espacio, haciendo la comunicación entre las personas tanto instantánea como directa, aun cuando están separadas por enormes distancias. Este desarrollo presenta un potencial enorme para servir al bien común y “constituye un patrimonio a salvaguardar y promover” (El Rápido Desarrollo, 10). Sin embargo, como todos sabemos, nuestro mundo está lejos de ser perfecto. Diariamente se nos recuerda que la inmediatez de la comunicación no necesariamente se traduce en la construcción de la cooperación y la comunión en la sociedad.
Iluminar las conciencias de los individuos y ayudar a formar su pensamiento nunca es una tarea neutral. La comunicación auténtica demanda valor y decisión radicales. Requiere la determinación de aquellos que trabajan en los medios para no debilitarse bajo el peso de tanta información ni para conformarse con verdades parciales o provisionales. Por el contrario, requiere tanto la búsqueda como la transmisión de lo que es el sentido y el fundamento último de la existencia humana, personal y social (cf. Fides et Ratio, 5). De esta forma, los medios pueden contribuir constructivamente a la propagación de todo lo que es bueno y verdadero.
3. El llamado a los medios de comunicación de hoy a ser responsables, a ser protagonistas de la verdad y promotores de la paz que ella conlleva, supone numerosos desafíos. Aunque los diversos instrumentos de comunicación social facilitan el intercambio de información, ideas y entendimiento mutuo entre grupos, también están teñidos de ambigüedad. Paralelamente a que facilitan “una gran mesa redonda” para el diálogo, algunas tendencias dentro de los medios engendran una forma de monocultura que oscurece el genio creador, reduce la sutileza del pensamiento complejo y desestima la especificidad de prácticas culturales y la particularidad de la creencia religiosa. Estas son distorsiones que ocurren cuando la industria de los medios se reduce al servicio de sí misma o funciona solamente guiada por el lucro, perdiendo el sentido de responsabilidad hacia el bien común.
Así pues, deben fomentarse siempre el reporte preciso de los eventos, la explicación completa de los hechos de interés público y la presentación justa de diversos puntos de vista. La necesidad de sostener y apoyar la vida matrimonial y familiar es de particular importancia, precisamente porque se relaciona con el fundamento de cada cultura y sociedad (cf. Apostolicam Actuositatem,11). En colaboración con los padres, las industrias de la comunicación social y el entretenimiento pueden ayudar en la difícil pero altamente satisfactoria vocación de educar a la niñez, con la presentación de modelos edificantes de vida y amor humanos (cf. Inter Mirifica, 11). Es muy descorazonador y destructivo para todos nosotros cuando lo opuesto ocurre. ¿No lloran nuestros corazones, muy especialmente, cuando los jóvenes son sujetos de expresiones degradantes o falsas de amor que ridiculizan la dignidad otorgada por Dios de cada persona humana y socavan los intereses de la familia?
4. Para motivar tanto una presencia constructiva como una percepción positiva de los medios en la sociedad, deseo reiterar la importancia de los tres pasos identificados por mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II, necesarios para el servicio que deben prestar al bien común: formación, participación y diálogo (cf. El Rápido Desarrollo, 11).La formación en el uso responsable y crítico de los medios ayuda a las personas a utilizarlos de manera inteligente y apropiada. El profundo impacto que los medios electrónicos en particular ejercen al generar un nuevo vocabulario e imágenes, que introducen tan fácilmente en la sociedad, no habría de ser sobrevalorado. Precisamente porque los medios contemporáneos configuran la cultura popular, ellos mismos deben sobreponerse a toda tentación de manipular, especialmente a los jóvenes, y por el contrario deben impulsarse en el deseo de formar y servir. De este modo, ellos protegen en vez de erosionar el tejido de la sociedad civil, tan valioso para la persona humana.La participación en los medios surge de su naturaleza: son un bien destinado a toda persona. Como servicio público, la comunicación social requiere de un espíritu de cooperación y co-responsabilidad con escrupulosa atención en el uso de los recursos públicos y en el desempeño de los cargos públicos (cf. Ética en las Comunicaciones Sociales, 20), incluyendo el recurso a marcos normativos y a otras medidas o estructuras diseñadas para lograr este objetivo.
Finalmente, los medios de comunicación deben aprovechar y ejercer las grandes oportunidades que les brindan la promoción del diálogo, el intercambio de conocimientos, la expresión de solidaridad y los vínculos de paz. De esta manera ellos se transforman en recursos incisivos y apreciados para la construcción de la civilización del amor que toda persona anhela.Estoy seguro de que unos serios esfuerzos para promover estos tres pasos, ayudarán a los medios a desarrollarse sólidamente como una red de comunicación, comunión y cooperación, ayudando a los hombres, mujeres y niños, a prestar más atención a la dignidad de la persona humana, a ser más responsables y abiertos a los otros, especialmente a los miembros más necesitados y débiles de la sociedad (cf. Redemptor Hominis, 15; Ética en las Comunicaciones Sociales, 4).
Para concluir, retomo las alentadoras palabras de San Pablo: Cristo es nuestra paz. En él somos uno (cf. Ef 2, 14). ¡Rompamos juntos los muros divisorios de la hostilidad y construyamos la comunión de amor según los designios que el Creador nos dio a conocer por medio de su Hijo!
BENEDICTO XVI
Las Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales
Para reflexionar de manera especial sobre los medios, sus problemáticas y perspectivas, la Iglesia cuenta con la “Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”, que se celebra desde 1967 y fue instituida por voluntad expresa del Concilio Vaticano II: “Para mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe, a juicio de los obispos, una jornada en la que se ilustre a los fieles sobre sus deberes en esta materia, se les invite a orar por esta causa y aportar una limosna para este fin, que será empleada íntegramente para sostener y fomentar, según las necesidades del orbe católico, las instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este campo.” (Decreto Inter Mirífica sobre los Medios de Comunicación Social, artículo 18)
Los Papas se han valido de estas Jornadas realizadas hasta el momento para manifestar su pensamiento al respecto, mediante mensajes enviados para cada una de ellas.
La fecha señalada para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales era, inicialmente, la del domingo siguiente al jueves de la Ascensión, pero hace varios años se cambió para el domingo.
Para celebrar la Jornada en la Arquidiócesis de Barranquilla, el señor Arzobispo y la Comisión Arquidiocesana de Comunicadores Sociales han solicitado a todos los párrocos ofrecer las misas del domingo 28 de mayo por los medios de comunicación y por quienes en ellos laboran. Así mismo, han pedido a los medios masivos de Barranquilla que divulguen y promuevan la reflexión del mensaje escrito por el Santo Padre para esta ocasión.
Para reflexionar de manera especial sobre los medios, sus problemáticas y perspectivas, la Iglesia cuenta con la “Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”, que se celebra desde 1967 y fue instituida por voluntad expresa del Concilio Vaticano II: “Para mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe, a juicio de los obispos, una jornada en la que se ilustre a los fieles sobre sus deberes en esta materia, se les invite a orar por esta causa y aportar una limosna para este fin, que será empleada íntegramente para sostener y fomentar, según las necesidades del orbe católico, las instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este campo.” (Decreto Inter Mirífica sobre los Medios de Comunicación Social, artículo 18)
Los Papas se han valido de estas Jornadas realizadas hasta el momento para manifestar su pensamiento al respecto, mediante mensajes enviados para cada una de ellas.
La fecha señalada para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales era, inicialmente, la del domingo siguiente al jueves de la Ascensión, pero hace varios años se cambió para el domingo.
Para celebrar la Jornada en la Arquidiócesis de Barranquilla, el señor Arzobispo y la Comisión Arquidiocesana de Comunicadores Sociales han solicitado a todos los párrocos ofrecer las misas del domingo 28 de mayo por los medios de comunicación y por quienes en ellos laboran. Así mismo, han pedido a los medios masivos de Barranquilla que divulguen y promuevan la reflexión del mensaje escrito por el Santo Padre para esta ocasión.
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