jueves, diciembre 07, 2006

CELEBREMOS NUESTRO AÑO JUBILAR

En la edición anterior compartimos el significado de un año jubilar. En esta ocasión, recalcamos que el nuestro será una gran celebración arquidiocesana para agradecer al Señor todas sus bendiciones, promover el perdón entre hermanos y brindar por la prosperidad de la Iglesia que camina unida en el Atlántico.

A partir del sábado 2 de diciembre de este año, vísperas del primer domingo de Adviento, cuando de manera significativa nuestro Arzobispo, Monseñor Rubén Salazar Gómez, abra la puerta principal de la Catedral Metropolitana, los atlanticenses iniciaremos la gran celebración del “Año Jubilar” con ocasión de los 75 años de fundación de nuestra Arquidiócesis. Seguirán 365 días de encuentro con Jesús, acompañados de una permanente y profunda reflexión sobre uno de los valores más necesitados en Colombia: la Justicia.

Con la intención de comprender en su real dimensión este compromiso católico para el Atlántico, conversamos con uno de los responsables de esta celebración jubilar, el presbítero Álvaro García Zapata, Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Barranquilla.

“El Jubileo es un sentir festivo, de gozo, alegría, entusiasmo y de profunda reflexión con los tres tiempos que nos ofrece la existencia: el pasado, el presente y el futuro de lo que en el Atlántico hemos construido”, señala el padre Álvaro.

TIEMPOS ARQUIDIOCESANOS
En primer lugar, una mirada al pasado para ver el trabajo de estos 75 años en los que han participado con mucho entusiasmo obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como fieles laicos. “Todos ellos, desde su propia experiencia de fe, han hecho valiosos aportes para nuestra Iglesia y de esto valoramos los signos visibles como templos, clínicas, hospitales, colegios y asilos, así como centros de evangelización, asistenciales y carcelarios. Han sido 75 años de una profunda siembra”, asegura el Vicario de Pastoral.

En segundo lugar, una mirada al presente para interpretar los “signos de los tiempos” como esa voz del Señor, esa manifestación llena de gracia que nunca nos olvida, que nos alienta, que nos empuja, que es esperanzadora pero que, sin lugar a dudas, uno no puede descartar en los momentos difíciles. “Son las reflexiones de nuestra Iglesia de hoy con sus virtudes, fortalezas y logros. Todo ello se convierte -a la luz del Señor- en acciones de gracia y bendición, puesto que vivir a plenitud los momentos de triunfo, y aún más los difíciles, nos ayuda a ser más solidarios, más unidos y a seguir trabajando por la construcción de un mundo mejor”, señala el padre Álvaro García.

El año jubilar nos invita a fijar también nuestra mirada en el futuro. Prepararnos para lo que viene, lo que se acerca. Planear en forma prospectiva el futuro deseado para la Arquidiócesis, pero comprometiéndonos con el presente que tenemos.

Al respecto, nuestro Vicario de Pastoral concluye: “Ese es el espíritu que va a acompañar la celebración del Jubileo Arquidiocesano. Una constante mirada al pasado; un reflexionar sobre el presente, los signos de los tiempos, lo que está aconteciendo, saberlos leer a la luz de Dios; y un caminar con seguridad hacia el futuro, sintiendo que el Señor va con nosotros”.

AÑO JUBILAR, AÑO DE LA JUSTICIA
En su planificación a tres años, nuestra Arquidiócesis había destinado el 2007 como el “año de la justicia” y éste se enmarcará con la realización del año jubilar. La justicia hace parte de los valores contemplados dentro del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización –PDRE- que desde hace seis años adelanta la Iglesia en el Atlántico.

Las normas canónicas de la Iglesia Católica permiten la celebración de jubileos especiales como el que desarrollaremos aquí en el Atlántico. Será, entonces, un compromiso de todos: desde el Arzobispo hasta las pequeñas comunidades, reflexionar y vivir el valor de la justicia para el año 2007. Por lo tanto, el tema de la justicia se trabajará de manera especial en cada grupo específico (sacerdotes, laicos, niños, jóvenes, docentes, transportadores, comunicadores sociales, profesionales de la salud, etc.) Se busca que cada uno, como es y con lo que tiene, vaya haciendo su crecimiento, pero todos -a la vez- basados en un profundo sentir alrededor de la justicia.

Todas las acciones de la gran estructura que conocemos como Arquidiócesis de Barranquilla, con su periódico, los afiches, los retiros, las procesiones, las homilías, los sacramentos, entre otras manifestaciones de fe, se realizarán para sensibilizar alrededor del valor de la justicia y reflexionar, a su vez, sobre qué tan justos estamos siendo en la reconstrucción del tejido social del Atlántico.

Será un año de agradecimiento al Señor por todas sus bendiciones, lo cual se reflejará en la revitalización del proceso de evangelización que viene adelantando la Arquidiócesis. “De esta manera –comentó el padre García- se fortalecerán las estructuras y se crearán aquellas que aún faltan; asimismo, cada área de evangelización reforzará su trabajo y analizará sus acciones en los sectores comprometidos. Será también un año para perfeccionar el modelo situacional que adelanta la Arquidiócesis, acercándolo aún más a la realidad que vivimos.”

El 2007 será, entonces, un año cargado de celebraciones y compromisos eclesiales en beneficio de todo el Atlántico.

Sábado 2 de diciembre:
APERTURA DEL AÑO JUBILAR ARQUIDIOCESANO

La única puerta santa es la que se abre cada Jubileo en la Basílica de San Pedro, en Roma. Sin embargo, “nosotros haremos una simbología sencilla que consistirá en abrir la puerta principal de la Catedral Metropolitana para que ingrese el Arzobispo como pastor que guía al pueblo de Dios que peregrina en el Atlántico, acompañado de sus Obispos Auxiliares y el Presbiterio”, anotó el Vicario de Pastoral al referirse al significativo acto de apertura del Año Jubilar Arquidiocesano, programado para este sábado 2 de diciembre a partir de las 5:00 de la tarde.

La puerta es signo de Cristo que abre para los creyentes la entrada luminosa a la celebración de este año jubilar. “Yo Soy la puerta, el que por mí entre, se salvará” (Juan 11, 9)

Una vez ingresen los presbíteros al templo catedralicio, ya estarán ubicadas las comunidades religiosas, las autoridades civiles, militares y de policía del Departamento del Atlántico y el Distrito de Barranquilla, así como las delegaciones de todas las unidades pastorales de la Arquidiócesis.

Seguidamente, en un momento de oración frente a los mosaicos de María Santísima y San José que reposan en las paredes laterales de la Catedral, el Arzobispo ofrecerá el Año Jubilar Arquidiocesano a la Madre del Señor y al Patrono de la Arquidiócesis.

Luego, se continuará con la Eucaristía que estará impregnada de signos especiales para vivir con mayor intensidad la apertura del Año Jubilar Arquidiocesano.

Se está insistiendo que todos los que deseen participar en este significativo acto de apertura jubilar, asistan vestidos de blanco (por lo menos con camisa o blusa blanca, en el caso de los laicos), para que el vestuario también se convierta en un signo de fraternal unidad.

Si recordamos, importantes momentos de la vida arquidiocesana han estado enmarcados por el color blanco... Por mencionar sólo uno: la visita del Papa Juan Pablo II en 1986, cuando miles de fieles –vestidos de blanco- le saludaron desde el atrio de nuestra Catedral y la Plaza de la Paz.

Recomendaciones especiales para el acto de apertura del Jubileo Arquidiocesano:
» Llegar a la Catedral antes de las 4:00 p.m. y ubicarse según la vicaría territorial a la que se pertenece. Lo ideal es reunirse en las parroquias y llegar en grupo a la Catedral, resaltándose así el sentido de peregrinación.
» La puntualidad es muy importante, pues se darán algunas indicaciones antes de iniciar el acto para que haya una participación activa de la asamblea.
» Vestir de blanco, por lo menos en lo que a camisa o blusa se refiere.
» No llevar al acto enfermos, niños menores de 10 años, ni adultos mayores con deficiencias respiratorias y/o cardiacas. Ya se han establecido momentos durante el Año Jubilar Arquidiocesano para que estas personas reciban indulgencias.

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