jueves, marzo 26, 2009

De Mujer a Mujer

Mujer, reflejo de bendición
Por Jaynes Hernández Natera*

Las mujeres bendecidas, son bendición para la familia, los amigos, la comunidad, la Iglesia. Lo son, por sentirse amadas por Dios e instrumento de su amor para construir paz, la paz que sólo da Cristo. Ellas son apoyo para sus seres amados y para toda empresa que conlleve al desarrollo social, cívico, solidario de la comunidad, y son el viento que impulsa a los otros a un mismo norte, porque al orar entre sus manos tejen el telar con hilos de paciencia y perseverancia, especialmente, orando por los miembros de su familia cuyos corazones aún no palpitan Trinitariamente.

“Mujer, con tu realización personal, aportas en la construcción de tu comunidad”, este fue el lema de la Campaña del Día Internacional de la Mujer 2009, propuesto por el Secretariado Nacional de Pastoral Social para el 8 de marzo, día internacional de la mujer. Siempre son bendecidos los días de las mujeres que alaban a Dios, que en cada amanecer levantan su mirada al cielo y al anochecer dicen ¡gracias Señor! y que se regocijan en la presencia de Dios con una fe activa, que esperan en Su providencia sin ser pasivas, aportando la oración y la acción en su labor en la sociedad, la familia, la iglesia, la comunidad.

Amigas: Es interesante conocer los orígenes de la celebración del Día Internacional de la Mujer que data desde la Conferencia Mundial de Mujeres celebrada en Copenhague, Dinamarca en 1.910 y el reconocimiento en 1.975 de la ONU al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

Así mismo, en Colombia se decretó la Igualdad jurídica entre hombre y mujer por medio del Decreto 2820 de 1.974; además se dictó la ley 95 de 1.980 la cual garantiza la igualdad de condiciones para hombres y mujeres. y las mujeres pueden votar desde 1.957.

Pero es importante destacar que en la Palabra de Dios desde hace muchos siglos ya se referían a la igualdad entre hombres y mujeres; San Pablo en la carta a los Gálatas en el capítulo 3, 26-28 nos dice: “Ya no se distingue judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues en Cristo Jesús todos son uno”, y Génesis 1, 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios creó Macho y hembra”. Dios nos bendijo por igual a mujeres y hombres para cumplir un propósito, tenemos igual dignidad, igual filiación divina; pero para la garantía de los derechos civiles, laborales, políticos, etc, es la sociedad y las leyes las que rigen.

¿Qué has pensado hacer en este mes de marzo? Tal vez has considerado el asistir a la eucaristía y dar gracias a Dios por ser una mujer bendecida por Él, ¿Por qué no piensas que también sería bueno cantar el Magníficat?, este es el ejemplo que nos da María, la mujer más bendecida de generación en generación. O ¿Qué te parece orar por las mujeres más necesitadas, las que aún no se consideran bendecidas por Dios? A ellas hay que extenderles la bendición de Dios que existe, son nuestras hermanas.

Desde el mes de enero había pensado en escribir este artículo, y comencé a preguntarle a mis amigas lo siguiente: ¿Crees ser una mujer bendecida por Dios y por qué? Mis amigas de diferentes estados civiles y estratos socioeconómicos, confirmaron ser bendecidas por Dios, ellas le conocen, saben ser amadas por él, felices de ser mujer; ¿El por qué se sentían bendecidas? respondieron así: las madres y abuelas alababan a Dios por ser privilegiadas con la maternidad; las esposas por la bendición de tener un buen esposo en la unión conyugal de la cual Dios hace parte; las solteras por ser libres para cuidar a sus padres en la ancianidad y poder dedicarse al servicio en la Iglesia, en el voluntariado, en el apostolado, como líderes comunitarias; las adolescentes se sienten bendecidas por la juventud, por la vida, por los padres, sus amigos, por las oportunidades que Dios les ha dado; las profesionales por los logros laborales, por vivir en el siglo XXI, un siglo con mejores oportunidades laborales y de estudio para la mujer.

Por otra parte, la bendición de Dios en las madres solteras, separadas y viudas, la experimentan en la fortaleza y en la certeza que sólo con Él han podido vencer las dificultades en su familia, llenaron el vacío con Su amor.

Es importante no olvidar la bendición de ser una madre adoptante, pues significa engendrar primero con el corazón. La bendición de Dios no sólo se refleja en la fertilidad uterina sino en la fecundidad del amor de Dios en la mujer.

También hable con religiosas, ellas a través de sus rostros luminosos y sus sonrisas expresaban su alegría de que Dios permanece en sus vidas.

Por último, les doy a conocer el caso de mujeres que se reencontraron con Dios y conocieron su misericordia.

Por eso hoy les digo: ¡Dios nos siga bendiciendo para ser bendición para los demás.

*Miembro de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com

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