sábado, septiembre 20, 2008

EDITORIAL


En este año de la solidaridad en nuestra Arquidiócesis, en el que todo lo hemos enfocado desde los valores que nos conducen a la construcción de una sociedad más justa, es de suma importancia resaltar la 'Semana por la Paz' que acaba de culminar (del 7 al 14 de septiembre), en el sentido que todas estas iniciativas hacen despertar en el pueblo colombiano conciencia y necesidad de paz.

En estos últimos tiempos se siente un deseo de la humanidad por rescatar la armonía ciudadana, respetando los derechos mínimos del otro. Se está despertando una conciencia solidaria en las nuevas generaciones que crecen en el mundo contemporáneo. Por eso, estas 'Semanas por la Paz', que en nuestro país debieran extenderse hasta cuando logremos un estado de verdadera reconciliación y convivencia pacífica, son tan necesarias para poder crear conciencia en todos los niveles de la sociedad y superar las barreras que se levantan en un mundo tan violento y fragmentado como en el que vivimos.

El neoliberalismo y el nihilismo son quizás las principales corrientes ideológicas que han trocado la jerarquía de los valores tradicionales, sembrando en el corazón de la juventud un mundo más precario y deshumanizante, e insensible en el comportamiento humano. En este mes de septiembre es, entonces, una bella oportunidad para promover semanas por la vida o la salud y, por qué no, por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que el Señor llame a muchos jóvenes a entregar su dinamismo, su inteligencia y su intrepidez al servicio de la Iglesia.

El lema de la Semana por la Paz 2008 fue "Hacia la paz: vida digna, desarrollo y libertad", y fue toda una semana de reflexión e interiorización, más que de caminatas u otras acciones parecidas, puesto que también en estos eventos se hace necesario profundizar en el problema para conocer los orígenes de todos esos improperios que se desatan en contra de la armonía ciudadana y comunitaria. Todo mal tiene su causa y, por tanto, es también sano estudiar las políticas o medidas que aseguren la tranquilidad al pueblo colombiano.

La Arquidiócesis de Barranquilla ha venido desarrollanto un proceso a largo plazo fundamentado en los valores del Evangelio, estimulando así al pueblo atlanticense a organizarse desde lo social, lo religioso, lo cívico y lo humanitario para contribuir, desde la unidad y la solidaridad, a la construcción de una nueva sociedad. De esta manera aportamos hechos concretos de paz.

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