lunes, agosto 10, 2009

De Mujer a Mujer

La gratitud anida en el corazón de la discípula de Jesús
Por Jaynes Hernández Natera*

Darle gracias al Señor es tener buena memoria para recordar los beneficios recibidos por Él. Por eso, hoy les digo amigas: Demos gracias a nuestro Amado Señor, por la vida, por todo lo que hemos vivido y aún por lo que viviremos en esta peregrinación terrena. Al dar gracias se prolonga nuestra comunión con nuestro Padre generoso.

La gratitud es una virtud que nos hace felices
Al sentirnos orgullosas con lo que tenemos, somos menos susceptibles a la decepción, al lamento continuo de esperar ser feliz (si tuviera tal cosa o aquella…), a la frustración y la famosa depresión que agobia a tantas hermanas nuestras. La gratitud se convierte además en una medicina preventiva para contraer el mal de alzheimer, porque nuestras neuronas se ejercitarían a diario, teniendo buena memoria para recordar la bondad del amor de Dios y de encontrar nuevas causas, frases en agradecimiento con Dios, de esta forma, aprendemos a descubrir y disfrutar todo aquello gratuito que en abundancia recibimos. Una mujer agradecida, es una mujer nueva que despierta y alaba a Dios, se preocupa menos, evita las líneas prematuras en el rostro, danza su espíritu en cada Eucaristía porque sabe que Jesús está presente en la fracción del pan y del vino, es consciente que Jesús está con ella en todo momento.

Las mujeres agradecidas seguían a Jesús
Unas encontraron en Él, el perdón de sus pecados, otras la salud del cuerpo, la del alma; encontraron quien las mirara con amor, les restauró la dignidad de mujer, a unas las tocó con Su misericordia y les cambió la vida, les devolvió el hijo muerto, la resucitó como la hija de Jairo, otras, le derramaron fino perfume en sus pies y cabeza; las escuchaba, les hablaba, les enseñaba, les dio la libertad a las que estaban encarceladas en sus miedos. Por su gratitud, las mujeres de Galilea le acompañaron cuando sus discípulos huían (Mc 15,41); la gratitud de ellas era la respuesta al amor que Jesús les había entregado y predicado. Ellas en gratitud se convirtieron en sus discípulas, en apóstol como María Magdalena, le servían y ayudaban con Sus bienes; muchas mujeres llegaron al martirio, pero no renunciaron al cristianismo. Su gratitud es signo de fidelidad, amor, alegría, esperanza y felicidad (no se puede tener un corazón agradecido, decir gracias y estar triste).


¿Cuándo es tiempo para agradecer?
Anticipadamente: la mujer de esperanza firme y fe fortalecida, agradece y cree en el amor de Dios, aún sin recibir físicamente lo que pide. “Y todo lo que pidan con fe lo recibirán” (Mt 21,22).
Inmediatamente: al ser beneficiadas de tan grato amor en cada perdón, sacramento de la reconciliación, al recibir la comunión, por cada sacramento, por el nacimiento de todo niño o niña, por la vida, por cada sí al amor, por reconocer cuanto nos ama a diario, a través de otras personas.
Permanentemente: la discípula-misionera (consagrada, soltera, casada, viuda, separada o cabeza de familia) vive en constante gratitud, lo cual le impulsa a servir y amarle en sus hermanos, uniéndose a Cristo (1 Tes 5 ,18).

¿Cómo dar gracias a Dios?
Demos gracias a Dios en privado como Daniel (Dn 6, 11) que se ponía de rodillas tres veces al día para orar y alabar a Dios, aún en el peligro de ser acusado y perder la vida. Demos gracias a Dios en público: “Te daré gracias en la gran asamblea y te alabaré ante un pueblo numeroso”. La acción de gracias debe ir siempre unida a la oración, a la alabanza: (Sal 95: 2, 105:1,106:1,107:1,136:1-3). La alabanza debe preceder a la acción, a la disposición de seguirle, cualquiera sea la respuesta a la vocación con la cual le estemos respondiendo al “ven y sígueme” de Jesús.

¿Amiga quieres dar gracias a Dios?
¡Sabes! estamos en estado de misión, el 9 de julio de 2009 se lanzó para Colombia la Misión Continental; Monseñor Rubén Salazar Gómez, Presidente de la CEC, aseguró que se busca: “renovar los procesos de evangelización en nuestra patria, con un nuevo ardor”, para que todos los colombianos movidos por la gratitud a Dios, quien nos ama infinitamente y nos convoca a ir y evangelizar, nos esforcemos por acercar a los que se han distanciado de Dios y de la Iglesia, y se tenga un encuentro personalizado con Jesucristo Vivo, con una Identidad cristiana que consciente vaya al encuentro del prójimo y en una unidad de todos y con todos, ¡seamos misioneras en el anuncio de Cristo! No permitas que te pregunten : “¿dónde está tu gratitud?”

La mujer puede enamorar con el amor de Dios que Él mismo le ha dado, para ir al encuentro del más alejado de su amor, empezando por la familia, agradeciendo por ser amada, salvada, liberada, perdonada, bendecida, exaltada en su dignidad por Cristo. La mujer que quiere, es agente de la Misión Continental.

*Integrante de la Comisión de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com

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