Un fruto de evangelización sembrado por ‘Los Camilos’
Por Julio Giraldo*
Debido a la difícil realidad de los barrios del sur, estos han sido prioridad de evangelización y ayuda humanitaria por parte de la Arquidiócesis de Barranquilla.
Para los años 70, Monseñor Víctor Tamayo recorría diariamente todos los asentamientos de invasión, con el fin de compartir con sus habitantes y llevarles siempre una luz de esperanza. Fue así como llegó al barrio La Paz. Allí vivían familias en extrema situación de pobreza y Monseñor decidió en el primer terreno que vio, clavar una cruz.
Pasado un tiempo, en compañía de varios amigos, Monseñor Tamayo construyó una pequeña y cálida capilla para comenzar la vida eclesial. En mayo de 1973, Monseñor Germán Villa Gaviria promulgó el decreto No. 603 creando así la parroquia San Pablo.
Los primeros sacerdotes en llegar para pastorear la comunidad del barrio La Paz fueron los padres Reinaldo Iriarte y Luis Alberto Martínez. En 1975, llegó el padre Cristian, un religioso Camilo que se entregó en alma, vida y corazón al servicio de la comunidad.
Llega el padre Cirilo Swinne
El 20 de febrero de 1977, llegó a Barranquilla el padre Cirilo, este sacerdote holandés, sólo venía de visita, pues su destino era Perú. Sus compañeros de la comunidad al saber que era enfermero y muy dinámico le propusieron que se quedara en Barranquilla.
El padre Cirilo con grandes deseos de trabajar entre los pobres, se quedó gustoso en Barranquilla y recibió una parroquia muy bien organizada con una comunidad viva en la fe, en pocas palabras, recibió una parroquia modelo de evangelización.
Con mucho amor, el padre Cirilo comenzó un trabajo social y pastoral. Pronto construyó la casa cural, la cual se convirtió también en una digna vivienda para las hermanas de la Compañía de María. Así mismo, trabajó arduamente para contar con una parroquia adecuada. De Holanda trajo una linda puerta para el Sagrario, consiguió una buena amplificación y realizó varias mejoras que le fueron dando al pequeño templo condiciones más dignas. Todos los cambios positivos permitieron que a partir de la construcción de una parroquia se produjera una gran transformación social en el barrio La Paz.
La labor de la comunidad holandesa, liderada por el padre Cirilo, llegó no sólo al barrio La Paz, sino a diferentes rincones de la ciudad, gracias a diferentes obras sociales como la construcción de una clínica, un orfanato, un asilo, un colegio, entre otras obras para el mejoramiento de la calidad de vida de los barranquilleros.
Por su parte, la parroquia siguió creciendo y luego del gran trabajo pastoral, la comunidad de los Camilos, inmersos en su centro social, decidieron entregar el templo para que se nombrara como párroco a un sacerdote diocesano.
El primer párroco en esta nueva etapa fue el presbítero Edward Utria, quien le imprimió a esta comunidad un ritmo de juventud y alegría que transformó los corazones de las familias y los jóvenes. De su trabajo pastoral aún se recogen frutos y el mismo padre Cirilo reconoció en ese entonces, la labor emprendida por el padre Utria.
La Parroquia Hoy
40 años después, la unidad pastoral San Pablo sigue siendo el lugar de encuentro de una feligresía bien formada, la cual trabaja bajo el pastoreo del padre Javier González y la cual ha entendido el verdadero significado de una Iglesia en misión, comunión y participación de acuerdo a los lineamientos del PDR/E.
El templo se encuentra en buenas condiciones, con una adecuada dotación material y la feligresía responde con amor y entusiasmo a los proyectos emprendidos. Las Eucaristías se celebran diariamente, el párroco confiere los sacramentos y se atiende consejería con mucha regularidad.
La comunidad de los padres Camilos siguen colaborando con el párroco, celebran algunas Misas y en otras actividades.
*Periodista - Historiador. julioetica@yahoo.com
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