martes, febrero 22, 2011


Programa de Desarrollo y Paz
Equidad entre la Palabra de Dios y la democracia

Los programas de desarrollo y paz son una forma de evangelizar la política y las relaciones sociales

Por Margarita Molina De La Cruz*

“Haber nacido en el Atlántico es un regalo de Dios, pero construir el departamento es una tarea de todos”; este es uno de los ideales del Programa de Desarrollo y Paz, el cual surge de la congregación de la Arquidiócesis de Barranquilla, la Arquidiócesis de Cartagena, empresas e instituciones educativas que buscan generar una organización de desarrollo y paz en el territorio del Canal del Dique y la Zona Costera. Hace algunos días, Kairós entrevistó al nuevo Director de este programa, el sacerdote Rafael Castillo Torres, quien llega con la convicción de trabajar como punto esencial, los valores del Reino de Dios para que se conviertan en hechos sociales, hacer las cosas con espiritualidad y la verdad no se diga sino que se haga.

El sacerdote Rafael Castillo afirma que: “Hemos encontrado unas debilidades a nivel de precariedad institucional, baja gobernabilidad, altos índices de pobreza y marginalidad. Se ha considerado pertinente que la Iglesia católica desde su doctrina social pueda impulsar un programa de desarrollo y paz”.

Pero, para entender la importancia de esta iniciativa, hay que tener claro que es un Programa de Desarrollo y Paz, según el padre Rafael, es un programa que busca articular los actores de un territorio para que de manera conjunta levanten la mirada hacia un interés superior, la vida digna y el bien común. De igual manera, facilitar y dinamizar procesos que mejoren la calidad de vida de la gente.

Como segundo, el PDP busca que seamos ciudadanos responsables, exijamos nuestros derechos pero cumplamos los deberes. Y tercero, generar una cohesión social; que haya una dinámica de participación para que todo lo que se haga en las comunidades tenga legitimidad.

Los derechos humanos deben ser el indicador de la democracia, por eso el Programa de Desarrollo y Paz promueve los derechos humanos como un estilo de vida y la democracia como los acuerdos que de manera concertada se construyen en el territorio, en el día a día y de manera pública. La importancia está en que todos participen, en que se deliberen las situaciones y que entre todos se lleguen a las soluciones. No se puede ser un ciudadano pasivo, sino un ciudadano comprometido, participativo y activo.

El PDP funciona como una balanza equilibrada entre la Biblia y la Constitución, debe ser una oportunidad para que en el esfuerzo que hace la Iglesia, permita que converjan el norte ético de los derechos, pero al mismo tiempo la espiritualidad que evangeliza lo social, la política y las comunidades.

Por lo tanto, se hace vital una estrategia de comunicación, pues no es sólo es dar la visibilidad de lo que ocurre en el territorio, sino que se debe generar opinión pública. El padre Rafael expresa: “Un quehacer comunicacional no debe quedarse en lo mediático sino ser estratégico. Que ponga y proponga para el cambio y desarrollo social. No es lo mismo una comunidad consultada, que una comunidad informada, y no es lo mismo una comunidad consultada e informada, que una comunidad que delibera”.

Análisis de la catástrofe invernal

Para el padre Rafael Castillo es lamentable lo que ha sucedido con nuestros hermanos del sur del Atlántico y Bolívar a causa de la ola invernal de los últimos meses, pero tiene claro que la raíz profunda de todo esto es la manera en que el hombre se ha relacionado con la naturaleza.

Lo importante ahora es que lo ocurrido nos permita tomar conciencia que es fundamental hacer una gestión de riesgo no sólo de las comunidades afectadas, sino todo la sociedad, que preveamos un actuar no cuando suceden las , sino generar una cultura ciudadana para evitar, nuestra manera de actuar a bien del medio ambiente debe convertirse en un hábito de vida.

De igual manera, el presbítero Rafael afirma que debe trabajarse con un enfoque de desarrollo social, reconstruir proyectos de vida y comunidades. Hay algunas personas que ya han regresado a sus tierras, pero eso no significa que el problema esté resuelto, pues el problema ambiental está latente.

Existen tres desafíos muy grandes que empiezan por tener un gerente coordinador que el bien lo haga bien, segundo, que la gente que va a manejar los recursos lo haga con transparencia y tercero, haya participación de la comunidad; porque no se trata de hacer las cosas por hacerlas, sino de construirlas con amor. En realidad el enfoque está en ayudar a cambiar a las personas que pueden hacer cambiar las cosas.


*Asistente de Comunicaciones y Relaciones Públicas Arquidiócesis de Barranquilla. mmolina@arquidiocesisbaq.org

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