De regreso a clases
Me alegra mucho saludarles y comentarles que en mis primeros días de clases me ha ido muy, pero muy bien.
Me propuse iniciar con entusiasmo y mucho compromiso el año escolar y hasta ahora me ha ido de maravilla. Espero seguir así para terminar el año sin mayores tropiezos.
Saben, estoy súper contento porque este año en mi colegio van a trabajar fuertemente los valores que nuestra Arquidiócesis propone para cada mes. Eso me comentó la rectora.
El primer día de clases, por ejemplo, encontramos en todas las carteleras del colegio los afiches con el valor del mes de febrero que se refiere a la honestidad. Y, hace unos días, por curso hicimos una serie de acciones significativas relacionadas con este valor, además de las reflexiones que todos los días nos imparten los profesores.
Los que deseen seguir el ejemplo de mi colegio, pueden dirigirse a la Delegación de Comunicaciones de la Arquidiócesis en el segundo piso de la Curia Arzobispal (Cra. 45 No. 53-122)
¡Nos lucimos en el Carnaval de los Niños!
Por OLGUITA
Como Pablito, yo también estoy contentísima no sólo porque me ha ido bien en mi regreso a clases, sino también porque hice parte de los 120 angelitos que participaron en el desfile del “Carnaval de los Niños” el pasado 11 de febrero.
En medio de la música, el colorido de los disfraces y la alegría infantil, estuvimos los angelitos de la Arquidiócesis de Barranquilla con nuestro grupo de millo y, lo más importante, entregando nuestro mensaje de paz a través de los carteles con los valores que se vienen trabajando desde la Iglesia para todo el Atlántico.
Agradecemos a la Fundación Voz Infantil-Hola Juventud, organizadora del Carnaval de los Niños, por permitirnos participar. También quiero felicitar a la Comisión Arquidiocesana de Niños y a los comités parroquiales infantiles, porque se esmeraron en abrir este espacio para nosotros los niños y las niñas.
GUILLO, EL MONAGUILLO
Desde el año pasado venimos tratando en este espacio el significado de cada sacramento. En esta ocasión el turno es para el sacramento de la Unción de los Enfermos.
Su nombre nos da una idea de lo que se trata. Este sacramento no es que cure nuestras enfermedades, sino que nos da fuerzas en medio de la enfermedad o la vejez para seguir respondiendo al llamado de Dios. Por la unción, el enfermo recibe la gracia de seguir luchando por su curación y el deseo de vivir una vida alegre, en paz, vivir como quiere el Señor.
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