A esta eucaristía, en la que además se recordó al Siervo de Dios Juan Pablo II al cumplirse veinte años de su visita a la capital del Atlántico, asistieron representantes de las autoridades civiles, militares y de policía, así como un considerable número de fieles y agentes de pastoral de las diversas parroquias del Atlántico. También estuvieron presentes dos importantes delegaciones que, por esos días, realizaban en la Arquidiócesis varias experiencias de promoción y análisis de la realidad social del departamento; se trataba de un grupo de más 30 extranjeros –suizos en su mayoría- y un equipo de 57 universitarios de varias universidades de Bogotá.
EL SEÑOR REALIZA LA SALVACIÓN DE SU PUEBLO
En su homilía, el Arzobispo de Barranquilla, al explicar el “por qué” de esta celebración con ocasión de los 74 años de la Arquidiócesis, aludió al sentido y la misión profundamente salvíficas de la Iglesia. Una Iglesia que se hace visible y cercana para el creyente a través de cada diócesis.
“La alegría inmensa que nos invade a todos nosotros hoy –expresaba Monseñor Rubén- al celebrar 74 años de la existencia de la Arquidiócesis de Barranquilla, se hace también súplica al Señor para que esta Iglesia particular pueda, con su ayuda, cumplir la tarea que Él le ha encomendado. Que pueda ser de verdad ese signo e instrumento de salvación por medio de su plan de evangelización, y así pueda llegar a todas las personas del Atlántico; pueda llegar hasta los últimos rincones a llevar el gozo, la alegría y la luz del Evangelio; el consuelo al que sufre y la salvación a aquel que está postrado por el pecado”.
UN POCO DE HISTORIA
Lo que hoy día es la Arquidiócesis, la extensión total de su territorio (todo el Atlántico), perteneció desde 1534, por Decreto de Su Santidad Clemente VII, a la Diócesis de Cartagena de Indias. Esto fue hasta el 7 de julio de 1932 cuando la Santa Sede creó la Diócesis de Barranquilla y se nombra –un año después- al entonces sacerdote huilense Luis Calixto Leyva Charry, como su primer obispo.
Dada la importancia que la ciudad fue adquiriendo en los años siguientes, la Santa Sede elevó a la Diócesis de Barranquilla a Sede Metropolitana de una nueva Provincia Eclesiástica, segregada, en parte, de la Provincia de Cartagena y con las diócesis sufragáneas de Santa Marta y Valledupar. Fue así como el 25 de abril de 1969, Su Santidad Pablo VI promueve la Sede Episcopal de Barranquilla a la dignidad de Metropolitana y designa como su primer Arzobispo a Monseñor Germán Villa Gaviria.
Actualmente, la Arquidiócesis de Barranquilla está bajo la tutela de Monseñor Rubén Salazar Gómez, quien la gobierna en comunión con sus dos Obispos Auxiliares: Monseñor Luis Antonio Nova Rocha y Monseñor Víctor Tamayo Betancourt. De esta labor pastoral participan además el Arzobispo Emérito, Monseñor Félix María Torres Parra, y un Presbiterio integrado por más de cien sacerdotes, tanto diocesanos como religiosos.
RECORDANDO AL PEREGRINO
Como ya lo anotábamos, el 7 de julio también se celebraron los 20 años de la vista de Su Santidad Juan Pablo II a Barranquilla, por eso, y con el fin de agradecer al Señor las gracias que con esta visita le fueron concedidas a la Arquidiócesis de Barranquilla, en la persona del Papa Juan Pablo II, reproducimos ahora dos fragmentos de los mensajes que él pronunció en Barranquilla aquella mañana soleada de julio de 1986.
“En vuestra catedral de Barranquilla se levanta majestuosa la escultura de Cristo Resucitado, que es como un canto a la reconciliación de la tierra con el cielo y de los hombres entre sí. A los pies de la imagen del Resucitado las razas india, blanca y negra, son la expresión plástica de la reconciliación entre los hombres porque en Cristo ya no hay divisiones ni separaciones: todos somos hijos de Dios, todos somos «uno» en Cristo Jesús”. (Encuentro del Santo Padre Juan Pablo II con la población de Barranquilla. Lunes 7 de julio de 1986)
“Sois una nación católica. No dejéis debilitar el orgullo legítimo ni mermar la responsabilidad que ello entraña. Los insoslayables problemas que tanto os preocupan, afrontadlos con clarividencia, con espíritu de fraternidad, con plena colaboración por parte de todos y, principalmente, con la mirada puesta en Dios, cuya ayuda no os ha de faltar. ¡Adelante! El Papa se va, pero queda con vosotros. El Papa os conforta, os anima, quiere estar a vuestro lado, quiere acompañaros por los difíciles caminos que tendréis que recorrer: ¡Animo!, pueblo colombiano. Quiero animaros especialmente a vosotros, jóvenes, que tenéis en las manos el futuro de vuestro país. ¡Adelante siempre, “con la paz de Cristo”!
Me he sentido feliz entre vosotros. He apreciado mucho vuestra proverbial hospitalidad, vuestra acogida siempre cordial; vuestro entusiasmo. Me habéis abierto sin reservas las puertas de vuestras casas y de vuestros corazones. Ahora, en el momento de la despedida, os repito la exhortación que hice al comienzo de mi pontificado: ¡No tengáis medio! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ¡Acoged su mensaje de paz! ¡Dejaos reconciliar por Dios!” (Ceremonia de despedida, discurso en el Aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla. Lunes 7 de julio de 1986)
1 comentario:
La pagina es muy significativa en donde aparece la historia de la arquidiocesis, pero no veo que tengan la biografia de todos los sacerdotes en elas diferentes unidades pastorales como enseñar y hacer que el joven se interese por su iglesia. Todo lo de las asambles es muy positivo pero se quedadan en una lectura y no se hace vida como decia San francisco de Asís del Evangelio a la vida que rico que pueda ´mandar a los 800 jóvenes con quien y trabajo y ellos puedan conocer a su Iglesia
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