domingo, julio 09, 2006

ROSTROS DE LA MISIÓN

EVANGELIZANDO EN Y DESDE EL MUNDO

Edna Caguana es administradora de empresas y actualmente trabaja como Ejecutiva de Ventas en el reconocido Restaurante Nena Lela. Pertenece a la Unidad Pastoral Santa Isabel de Portugal, en Salgar, y dentro de la experiencia del Proceso de Renovación y Evangelización de la Arquidiócesis, se desempeña como Coordinadora del Ecap en su parroquia.

Edna hace parte de ese grupo cada vez más grande de profesionales católicos que, desde su lugar en la sociedad, desde sus trabajos y profesiones, apoyan el proceso de la evangelización con una generosidad y entrega únicas. Nuestra invitada de hoy en “Rostros de la Misión”, es una mujer con mucho que contar, por ende, con mucho que agradecer al Señor. Desde los siete años de edad, Edna ha participado de la vida de la Iglesia. Entre sus recuerdos de entonces, guarda con especial cariño el de su abuela; una mujer ejemplar, sacristana de la parroquia, que siempre se esforzó para que ella pudiera realmente recibir la fe. Esta presencia y acompañamiento de su abuela, hizo posible, para Edna, ese largo recorrido en la Iglesia: desde la infancia misionera, pasando por los grupos juveniles y universitarios, hasta su trabajo como coordinadora del Ecap.

Trabajo, misión y futuro, fueron tres temas abordados ampliamente en la entrevista que Edna concedió a Kairós. Sobre su trabajo, como profesional en medio del mundo, nuestro “Rostro” de hoy señala: “El Señor me ha dado la gracia de trabajar en una empresa en el que se respira un ambiente netamente católico; una empresa en la que se ha tenido como muy importante el colaborar en la obra de la Evangelización”. Respecto a la Misión Arquidiocesana, sus inicios en este proceso están estrechamente relacionados con suceso en particular: “Indiscutiblemente el Jubileo del año 2000, marcó una nueva etapa dentro ese proceso, ese camino por el que el Señor me conducía. Yo venía de un tiempo en el que me había dedicado totalmente a mi familia y al trabajo, esto fue como unos cinco años aproximadamente; asistía a la eucaristía los domingos, pero no estaba participando de lleno en la evangelización. Pero cuando tenemos esa gran celebración en el estadio, fue como un ponerse nuevamente en camino, y retomar lo que desde niña había recibido; ver tanta gente en ese día, profesando la misma fe y celebrando esta gracia de ser católicos, me impactó muchísimo; había gente de todas las unidades pastorales, llevaban pancartas, carteleras, camisetas, en fin, se veía ese fervor, ese entusiasmo por estar ahí, y eso a mí me motivó a decirle nuevamente «sí» al Señor”. Y añade: “Dios para mí es indiscutiblemente mi compañero inseparable, el que me motiva cada día a hacer las cosas mejor, a dar lo mejor de mí, para que la gente lo conozca a través de lo que yo hago; ¿Cómo no decirle sí, empezar a trabajar por su obra?”.

Por último, al hablar sobre sus expectativas en el campo de la evangelización para los próximos años, Edna se refirió a un aspecto que para ella, es fundamental: “Lo que más me motiva, o me llena de ánimos para seguir este trabajo de la Misión, no es tanto ver frutos espectaculares, sino la esperanza en lo que alcanzaremos; yo veo por ejemplo los niños de mi comunidad y me doy cuenta de lo que Dios está haciendo en ellos; estos niños están aprovechando al máximo la experiencia de la Misión, y si nosotros como adultos les ayudamos, perseveramos junto a ellos, tendremos en pocos años jóvenes católicos comprometidos, lideres, dispuestos a darlo todo por el Señor y por la Iglesia”.

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