martes, mayo 22, 2007

EDITORIAL

“DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO PARA QUE NUESTROS PUEBLOS EN EL TENGAN VIDA"

Durante el tiempo pascual predomina como punto de reflexión la vivencia de las primeras comunidades cristianas: predicaciones, viajes y persecuciones; inclemencias, fatigas e incluso la debilidad humana; la historia de hombres y mujeres que abrieron su corazón al mensaje de salvación, convirtiéndose en ejemplo y modelo de discípulos cercanos y misioneros, orantes y comprometidos, que no se dejaban detener por las dificultades económicas, culturales y religiosas.

Es bueno conocer también que durante esta época ya existían brotes de desviación de la auténtica doctrina: creencias y filosofías contrarias al cristianismo, pueblos paganos y hostiles; sin embargo, ninguna de esas dificultades pudo detener la fuerza del Amor.

La realidad actual no muestra algo diferente. Muchos hombres y mujeres consagran su vida al Señor y aunque el entorno la mayoría de las veces es bastante complicado, no desfallecen, pues la fuerza del Espíritu Santo guía sus pasos. Teniendo en cuenta todo esto, los obispos de Latinoamérica reflexionan durante estos días en Aparecida –Brasil- sobre la evangelización de nuestro Continente, reunidos en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, para así dar un nuevo impulso pastoral a la vida y la misión de nuestras iglesias.

Desafortunadamente hoy la globalización mal entendida, el pluralismo sin parámetros de respeto, la desintegración familiar, la corrupción en todas sus manifestaciones y la violencia, se convierten en los obstáculos del mundo moderno y, a la vez, son retos y tareas que la Iglesia está llamada a asumir, y son precisamente nuestros pastores, en ambiente de oración, los inmediatos responsables de discernir con sabiduría y firmeza los pasos a seguir frente a los desafíos de la nueva evangelización.

En este acontecimiento eclesial no se puede desconocer el gran aporte de sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas, quienes mediante un documento de preparación han realizado un análisis de la realidad de nuestros pueblos latinoamericanos. Esto indica que todos hemos hecho parte, o mejor, todos estamos participando de esta V Conferencia y, a la vez, hemos asumido el compromiso de orar intensamente para que de esta manera, como pueblo de Dios, cumplamos con nuestra responsabilidad de bautizados y cooperadores en la construcción del Reino.

Recordemos siempre: El ser discípulos y misioneros nos lleva a estar con Jesús, a aprender de Él y luego anunciarlo con la palabra y la acción, para que nuestros pueblos se liberen de la ignorancia y de la gran esclavitud del pecado, para que en Él todos los pueblos tengan vida, y la tengan en abundancia.

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