jueves, octubre 23, 2008

El Estilo de hablar de la Iglesia

Por Rafael Amín Bermejo Samper*

El hablar es un acto común para comunicarse entre dos personas, podemos expresar con él sentimientos, emociones, opinión frente a un hecho y muchas ideas más que se encuentran inmersas en el pensamiento de los seres humanos. Por medio del lenguaje se define lo que somos; moldea cómo piensa un pueblo, cómo ven el mundo, cómo responden a las personas y a los acontecimientos, incluso, cómo sienten. Y, adentrándome a investigar temas eminentemente eclesiásticos, me encontré el autor Robert Louis Wilken, distinguido miembro del Centro de Teología Bíblica de San Pablo y profesor de historia del cristianismo en la Universidad de Virginia, quien escribió, en una oportunidad, un texto referente al MODO DE HABLAR DE LA IGLESIA como una manera de tener una identidad propia ante el mundo y sus diferentes instituciones sociales, políticas y económicas.

A partir de mi lectura de este eminente autor, cuando escribió para la revista First Things en la temporada de los meses de agosto y septiembre de 2005, -a pesar de los años transcurridos- creí necesario retomar la idea del autor para que reflexionemos un poco acerca de este tema, la cual nos da luces para comprender mejor nuestra realidad como cristianos perteneciente a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica.

Este mismo léxico utilizado por la Iglesia se inspira en las Sagradas Escrituras, fuente principal para una verdadera experiencia de los cristianos, tanto humana como espiritual; pero es también una herramienta que sirve para definir la terminología eclesiástica con el fin de distinguirse al propio mundo que, en ultimas, también ha querido influir en sus propias expresiones lingüísticas. Por eso es importante que conozcamos un poco los términos en que la Iglesia se sirve para distinguirse de otras instituciones en el mundo, piénsese, por ejemplo, cuántos términos cristianos se usan de un modo distintivo: Padre, Hijo, Espíritu, fe, esperanza, amor, gracia, pecado, piedad, arrepentimiento, perdón, imagen de Dios, carne, Reino, cordero de Dios, siervo sufriente, honradez, visión (como en “bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”), conocimiento (como en “conocen la verdad ”), creer, verdad (como en “yo soy la verdad ”), creación (“varón y mujer los hizo”), la pasión (como en la Pasión de Cristo), el rostro de Dios (el kyrie eleison).

Pero, a pesar que nosotros hablemos en otros idiomas (sea el Inglés, Árabe, Francés y el mismo Español), la lengua reconocible internacionalmente es el cristianismo; sin embargo, las lenguas de otras confesiones religiosas, puedan que estén inmersas en el hablar de algunos practicantes de su fe, aunque, sin lugar a dudas, el cristianismo acapara todos los campos lingüísticos en el mundo y aún en el contemporáneo.

Los términos de cómo la fe se inserta en el lenguaje, no como conjunto de creencias abstractas o ideas, sino un mundo de asociaciones compartidas y alusiones con su propia belleza y sonoridad, cohesión interna y lógica, poder emocional y retórico. Ese mismo modo de hablar de la Iglesia se concibe como un conjunto de palabras e imágenes que han formado el pensamiento y las acciones que conocían a Cristo, razón por la cual el pensamiento cristiano es histórico, y, sin este lenguaje particular de la Iglesia, no puede haber vida plena cristiana.

Aprendamos a conocer el estilo de hablar de nuestra Iglesia católica, para enriquecer nuestra propia experiencia cristiana, cultivándola con la lectura diaria de la Palabra de Dios, la participación en los Sacramentos en especial la Eucaristía y no dejándonos llevar por las propuestas de nuestro mundo contemporáneo que sólo las hace para alejarnos cada vez más de nuestro Dios Eterno.

* Estudiante de Sociología, Catequista de la unidad pastoral Divino Niño Jesús y miembro de la Comisión Arquidiocesana de Catequesis. JVC Nº28

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