sábado, enero 31, 2009

El PDR/E, espacio de Participación y Comunión en la Iglesia

Por Rafael Amín Bermejo Samper­*
Nuestro proceso arquidiocesano va caminando día tras día, alcanzando metas, colocando cada vez más nuevas tareas de evangelización y permitiendo espacios de participación en las comunidades parroquiales que existen en todo el Atlántico; comenzando con los niños y llegando hasta el adulto mayor, pasando por la vida familiar, la escuela, el lugar u oficio de trabajo; también generando espacios para la integración en el barrio y proporcionado nuevas iniciativas para el mejoramiento de las mismas.

Esto ha sido un momento de Salvación para todos los bautizados y para aquellos que están siendo llamados hacer parte de esta experiencia eclesial. Hoy por hoy contamos con la gracia de nuevas comunidades que nacen con la necesidad de celebrar los sacramentos, tener una experiencia con Jesús en los hogares y participar de la labor evangelizadora en la Iglesia. Podemos corroborar estos alcances que nos ha traído el proceso mirando las actividades que permanentemente se llevan a cabo en una parroquia, el número de fieles que se han unido a esta causa de salvífica de la evangelización.

Centenares de parroquias que se han construido, nacen nuevos comités de trabajo, permitiéndole espacios al laico para que se vinculen y no se sientan excluidos de ella. Pero ahora los retos son cada vez mayores, pues bien sabemos que vivimos en un mundo en que el secularismo es más fuerte cada día, propiciando una serie de anti-valores, presentándolos como algo normal para la práctica de las personas en la cotidianidad. Por esta razón, nuestro compromiso esta en propiciar cambios en la Sociedad desde la Iglesia, desde la experiencia de Fe, reconociendo el valor fundamental en su tarea evangelizadora. De esa manera lograremos que el apoyo de todos debe ser reciproco, para que los procesos tengan un buen fin, y es precisamente el enseñar y el vivir intensamente los valores de los evangelios. Nuestras comunidades necesitan de un fuerte compromiso cristiano para que seamos partícipes de los cambios sociales que este proceso puede generar, alcanzado su gran objetivo: construir la Iglesia que Dios quiere y el mundo necesita.

­*Catequista de la Unidad Pastoral Divino Niño Jesús. Estudiante Egresado de Sociología. JVC Nº28




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