Iniciamos una nueva Fase de nuestro Proceso Pastoral
Comenzamos un nuevo año litúrgico (de noviembre a noviembre del próximo año) y con él comenzamos una nueva fase de nuestro Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización PDR/E. La Tercera Fase de la Segunda Etapa nos hará reflexionar sobre todos aquellos valores que nos ayudarán a vivir unidos, a vivir como Familia de Dios.
Esta fase que inicia tiene muchas novedades y también continuidad; las fases, como las etapas en el ‘proceso pastoral’, no se superan sino que van dando un elemento más al camino, es decir, lo que hemos trabajado en la segunda fase, lo seguimos reforzando en la tercera, en cuanto a la fraternidad y la solidaridad, a la participación de los agentes de pastoral y en cuanto a la organización de nuestra Iglesia particular. Damos un paso más de ir afianzando, en ese sentido, el deseo de ser parte de una comunidad, y precisamente, en esta Tercera Fase, lo haremos a partir del valor de la COMUNIÓN.
La COMUNIÓN la viviremos como una expresión de parte de la comunidad, con un ingrediente “nuevo” que sale del estudio de la realidad que se hizo en todo el departamento y que sirvió para que, desde nuestra pastoral, el proceso de evangelización ayudara a construir identidad social como pueblo del Atlántico, y es precisamente con esa expresión de identidad con que se va a manejar el valor de la unidad. Como novedad, se hará énfasis en la experiencia de la comunión vista también en clave de unidad como pueblo atlanticense. De la misma manera se seguirá afianzando toda la parte organizativa, la participación de las personas y fortaleciendo todos los procesos que se venían trabajando en las anteriores fases.
El camino recorrido como apoyo para la Tercera Fase
Este camino de trabajo pastoral que inicia en el Atlántico se sostiene también en las fases anteriores y que sirvieron para que nuestra Arquidiócesis arrojará datos significativos para el proceso de evangelización. Para esto se tuvieron dos puntos de referencia: 1) el diagnostico que se hizo en esta Iglesia particular que dio unos elementos muy claros sobre los cuales hay que trabajar; 2) cada comisión de pastoral, al igual que cada parroquia, miraron de la fase cuáles son sus aspectos positivos, las cosas que han logrado, pero también las dificultades o problemas que tienen, todo esto con el fin de potenciar los que han logrado y tratar de responder, cambiar y solucionar aquello que es problema y dificultad; en la planificación nueva encontraremos, para cada área de pastoral, cuáles fueron sus logros y cuáles son sus problemas significativos y, además, veremos la planificación de los tres años que ayuda para potenciar y cambiar lo que se evaluó como también a la experiencia de la comunión que es la fuerza de la paz.
Durante el desarrollo de la segunda fase surgieron varias pastorales “nuevas” que no se habían previsto pero que son necesarias; entre estos se encuentran los denominados ‘constructores de la sociedad’. Sin embargo, son comisiones de pastoral que apenas están conformándose y entendiendo de qué se trata el proceso de evangelización que desarrollamos. Esas comisiones nuevas, en la Tercera Fase, seguirán siendo organizadas, pensadas y se reflexionará mucho sobre la pastoral que abarcan para que se puedan se puedan consolidar; es por esto que encontramos algunas pastorales como en un periodo de revisión, conformación, mientras que también hay otras afianzadas y muy bien conformadas, todo esto hace parte del mismo crecimiento del PDR/E. Gracias a la ‘planificación’ tendremos unos elementos que han ayudado a la consolidación de algunas pastorales y que darán herramientas para que las que no lo han hecho lo logren.
KAIRÓS tuvo la oportunidad de hablar con María Libia González, asesora del PDR/E en nuestra Arquidiócesis, quien nos comentó, desde su experiencia en las otras diócesis en Latinoamérica, cómo se ha ido desarrollando el ‘plan pastoral’ en el Atlántico:
KAIRÓS: Desde tu perspectiva, ¿cómo has visto el proceso del PDR/E en nuestra Iglesia particular?
María Libia González: Yo siempre he dicho que cuando uno no está permanentemente en el proceso tiene la posibilidad de ver más fácilmente los crecimientos que quienes están en él. Si nosotros miramos a la Arquidiócesis de Barranquilla cuando se empezó este trabajo pastoral más organizado, que no es que vaya a comenzar de cero sino que se empezó a hacerlo de una forma más organizada y más de comunión hace ocho años, a lo que vemos hoy, realmente nos damos cuenta del proceso y los cambios. Podemos decir que ahora sabemos trabajar un poco más organizados, más en conjunto, estamos entrando en esa visión de que la construcción y la evangelización se hace con todos y con la participación de todos. De que todos somos evangelizados y evangelizadores. Ya hay mucha más participación de la gente, ya no solamente los sacerdotes tienen que afrontar solos el trabajo pastoral sino que ya está la participación del pueblo; un ejemplo de esto es el número de comunidades parroquiales que hay, eso es un cambio grande.
K.: ¿Cuáles serían, en esta nueva fase, los grandes retos que la Arquidiócesis debe afrontar en el marco de su PDR/E?
M.L.G.: El gran reto es seguir potenciando lo que se ha ganado en cuanto a unidad, participación y organización, eso si es importante. El segundo reto es dar pasos nuevos en la experiencia, tanto de comunión como de participación. De la misma manera, se ve ya en la meta de la fase que el reto es poder conformar las pequeñas comunidades de familia que van a surgir de la experiencia de los núcleos y asambleas familiares. Entonces, ese es el gran reto: a los que ya tienen asambleas familiares ver cómo los fortalecen, y a los que aún no las han tenido analizar cómo, en esta fase, se hace la experiencia. Por último, otro reto importante es tener más conciencia de pertenencia comunitaria, que exige la participación y la corresponsabilidad.
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