sábado, enero 31, 2009

Presidente del Episcopado, monseñor Rubén Salazar, se pronunció sobre las ‘pirámides’

El comunicado está dirigido a todo el pueblo colombiano, en es especial a aquellos que se vieron afectados por el derrumbe de las ‘captadoras’ de dinero. El Arzobispo de Barranquilla y Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia hace público el siguiente comunicado:

Con amor de pastores acompañamos a todas las personas que han perdido sus bienes y ahorros, comprendemos su dolor y angustia y los invitamos a buscar, con valentía pero con prudencia y respeto a la ley, la restitución de sus haberes.

Denunciamos con claridad que estos acontecimientos muestran, una vez más, la situación de enfermedad moral que vive nuestra Patria, producida por la degradación de las costumbres sociales que tiene -al mismo tiempo como causa y efecto en un aberrante círculo vicioso- la violencia generalizada, la injusticia que ha corroído todos los ámbitos de la vida nacional, la corrupción rampante, la politiquería exacerbada que ha impedido la construcción de una nación ordenada y pacífica, la búsqueda inescrupulosa del dinero fácil y la omnipresente acción deletérea del crimen, especialmente el narcotráfico, el contrabando, la delincuencia organizada. Enfermedad moral que causa un número creciente de víctimas, en su mayoría desprotegidas e inermes ante las fuerzas destructoras de su dignidad.

Invitamos a las fuerzas vivas del país a que todos –dejando a un lado lo que nos enfrenta y divide- busquemos sinceramente el bien común de los colombianos, especialmente de los más pobres y desamparados, para que aunando nuestras fuerzas podamos construir juntos una sociedad más justa, fraterna, solidaria y en paz.

Con el inicio del Tiempo de Adviento el domingo 30 de noviembre, nos aprestamos a celebrar dentro de poco el misterio del amor infinito de Dios manifestado en su Hijo Jesucristo, hecho uno de nosotros en el seno de la Virgen María. Él nació en un pesebre, compartiendo plenamente nuestra condición humana, y, muriendo y resucitando, nos dio su Espíritu para que podamos derrotar el pecado y la muerte en nosotros y en nuestra sociedad. Acojamos ese amor misericordioso haciéndolo nuestro y hagamos de la celebración de la Navidad una ocasión propicia para continuar con renovada fuerza y entusiasmo la tarea común de hacer de Colombia una verdadera patria para todos.


Bogotá, D.C., 26 de noviembre de 2008



+ Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Barranquilla
Presidente de la Conferencia Episcopal

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