viernes, enero 30, 2009

EL RINCÓN DE PABLITO



Métete en el cuento
Amor animal
Cuando de conquistar pareja se trata, en el mundo animal muchas especies realizan uno que otro truquito sorprendente para conseguir compañero. Algunas tácticas van desde realizar una danza hasta usar la fuerza bruta.

Entre los que usan el baile se encuentran los flamencos, la grulla canadiense y el ave del paraíso, los cuales emplean sus plumas con rítmicos movimientos para atraer a más de uno de su especie. Otros que galantean con este método son los caballitos de mar macho que realizan una espectacular danza alrededor de la hembra, y las serpientes cascabel que elevan gran parte de su cuerpo realizando movimientos de un lado para otro.

Si el baile funciona en unos, en otros mostrar su presencia física es buen gancho, porque entre más vistosos son, existe mayor garantía de gozar de buena salud y vitalidad. Prueba de esta estrategia natural son los pavos real que emplean su espectacular plumaje para mostrarle a la hembra su esplendor, y el ave fregata magnífica que exhibe su garganta inflada en un color rojo brillante.

Claro, que si lo que la pretendiente busca es lo que algunas madres llaman “buen partido”, existen animales que se valen de su creatividad para ofrecer condiciones seguras y confortables a su futura pareja. Tal es el caso de los castores machos que levantan sorprendentes represas en época de apareamiento y varias aves, como los paujiles, que construyen hermosos y vistosos nidos que hacen decidir a cualquier indecisa candidata.

También existen especies que lo que buscan es un “novio de buena familia” o “abolengo”, como por ejemplo los papiones, chimpancés y lobos, en donde la jerarquía es lo que prima a la hora del cortejo. En estas especies no cualquier animal puede pretender una hembra, sólo los más aptos, los machos alfa, obtienen la o las parejas que deseen.

Pero si las cosas se ponen pesadas y ni la casa, el abolengo, el físico o la habilidad surgen efecto en una hembra, en el reino de la fauna queda aún el recurso de la fuerza. Los caimanes, osos y tigres, son buenos ejemplos de cuando los machos deben dejar de lado la galantería e imponer sus condiciones ante las hembras que no se dejan impresionar.

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