martes, abril 20, 2010

Jóvenes en Acción

Pascua 2010: Una nueva oportunidad para la juventud y el mundo


Anímate! El Señor vive y lo hace por ti.


Por Fulbio Labastidas Charris*

Ser cristianos, sin duda alguna, hace que por estos días, no podamos ocultar una fuerza que brota de nuestro interior, y es la fuerza que nace de la certeza que Jesús ha vencido la muerte, que ha resucitado y que está vivo y caminando a nuestro lado. Hoy en un mundo tan desdibujado y alejado de Dios, en el que la ausencia del dolor y la dificultad de la vida, los hombres parecen ser el objetivo de todos los esfuerzos humanos, al querer vendernos un mundo ideal y cómodo, en el que el dolor no existe; choca con la fiesta en la que estamos inmersos, la Pascua, representada en liberación, camino hacia la libertad y felicidad plena.


La celebración de la Pascua es el resultado de haber afrontado con valentía la vida, de haber asumido responsablemente cada una de las situaciones de esa vida, de haber aceptado la propia cruz como elemento liberador y libertador.

Para celebrar la Pascua, es necesario acoger las palabras de Cristo, que siguen latentes y vigentes hoy veinte siglos después: “El que quiera seguirme, que tome su Cruz de cada día y venga hacia mi”. Para ello, es necesario entender la cruz, no sólo como la suma de todas las catástrofes y dificultades de la vida. La Cruz de cada día, es la vida propia del hombre, es la vida de cada día, con sus alegrías y tristezas, sus fortalezas y debilidades, oportunidades y carencias, es la vida en su totalidad; pero sin duda, aceptar con valentía la vida, es el resultado del ejercicio de aceptarse uno mismo como persona, cuando se sabe con claridad quien se es y para que se está en el mundo.


Creer que la vida existe sin dificultades y conflictos, es caer en el error más grande de la humanidad, y más aún, pretender encontrar a Dios en una vida sin dificultades, es más errado todavía. Los conflictos y dificultades son la esencia de la vida, como también lo son sus alegrías y logros, y, tratar o pretender sacarlos de la vida, sería algo como dejar la vida sin esencia. He ahí, el error de muchos jóvenes, que pretenden encontrar un mundo sin dificultades; muchas veces por creer tanto en lo que la publicidad entrega cada día, o peor aún, por ser víctimas de una nueva generación de padres, que se creen mejores padres, mientras más le allanen el camino a los hijos y les creen un mundo ajeno al dolor, pues con ello creen lavar sus culpas de no entregar afecto, dedicación y corrección necesarias para los hijos, por el contrario, les entregan comodidades y una vida fácil, que lleva a no preparar a los hijos para enfrentar con valor y dignidad la vida.


Pero, el Señor ha resucitado por ti y por mí, y lo ha hecho principalmente para acompañarnos en este camino, en el que hay que cargar la cruz de cada día, Jesús está a nuestro lado cada instante, cumpliendo su palabra: “El que esté cansado y agobiado, que venga a mí, que Yo le aliviare”.


Joven: no tengas miedo de tomar a Jesús por camino, como verdad y como instrumento para salvar y disfrutar tu vida; para eso ha venido, ha resucitado, se ha quedado con nosotros y nos repite cada día: “Ánimo, no tengan miedo, estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.


¡ALELUYA! ¡ALELUYA! CRISTO HA RESUCITADO


* Comisión Arquidiocesana de Pastoral Juvenil

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