Muy cerca a la cordialidad y rodeado de siete barrios más, se encuentra el barrio California, habitado por familias de escasos recursos económicos, pero muy trabajadoras; cada mañana se levantan optimistas y con deseos de ganarse el pan de cada día en distintas actividades, la mayoría de ellas informales.
El barrio California tiene una historia muy similar a la de todos los barrios del sur barranquillero, en este caso los lotes para construir sus casas fueron cambiados por votos; aunque no todos, gracias a que la urbanizadora California construyó algunas casas y fueron vendidas legalmente.
Llega Fe y Alegría
El slogan de Fe y Alegría fundada por los padres jesuitas, dice: “donde termina el pavimento allá está Fe y Alegría”; esto ocurrió también en el barrio California, donde desde sus inicios llegaron algunas religiosas para fundar un colegio y fueron ellas las que catequizaron y llevaron la palabra de Dios por todo el vecindario; las abnegadas religiosas bajo la dirección de Fe y Alegría, pensaron en la importancia de la presencia de Cristo en medio de la comunidad y por tal motivo, reservaron un buen espacio del terreno para construir una parroquia. Con el correr del tiempo, el terreno quedó en el olvido y se veía totalmente descuidado.
Comienza el deseo de construir una Iglesia
A pesar de la apatía religiosa que existía en el barrio California, habían personas interesadas en que en su barrio se celebrará la Eucaristía dominical y a partir de ese momento se inició una cruzada para construir un templo; uno de los primeros sacerdotes en animar la idea fue el padre Leonardo Rodríguez, quien comenzó celebrando la Santa Misa debajo de un árbol frente al lote en el que hoy se encuentra la parroquia. De igual forma, el padre Leonardo empezó a organizar a la gente y con la ayuda de todos los interesados se procedió a limpiar el terreno; construyeron una pequeña choza para las celebraciones dominicales y comenzó a caminar el proyecto para lograr la casa de Dios.
Surgen muchos inconvenientes, un reto para la comunidad
Así como un gran número de habitantes se organizó para fundar y construir su parroquia, otro grupo se opuso a la gran obra de Dios, uno de ellos argumentaba que el lote estaba destinado a una cancha para que los jóvenes practicaran deportes. Pero, el principal obstáculo surgió cuando de buenas a primeras, un señor que nadie conocía, se presentó acompañado de la autoridad y procedió a encerrar el lote argumentando ser su dueño; los habitantes del barrio conocedores de la historia de cómo fueron conseguidos los lotes, colocaron en tela de juicio sus argumentos, no le creían ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, lo consideraron un invasor más y le refutaron el acto con argumentos.
Llega el padre Alfonso de Jesús Diez
En medio de dificultades, pero con una parroquia que avanzaba en su construcción y una comunidad de fieles formándose como pueblo de Dios. Monseñor Rubén Salazar expide el decreto No 011 de marzo 16 de 2007 creando la unidad pastoral María Reina de la Paz y nombra como nuevo párroco al padre Alfonso de Jesús Díaz, a quien le correspondió enfrentar todos los problemas que estaban surgiendo, pero gracias al apoyo de la comunidad lograron salir adelante y demostraron así que las cosas se hacen cuando Dios determine y no cuando nosotros queramos.
Dios se hace presente
En las distintas catedratones realizadas, personas y entidades de buen corazón año tras año se unen a la misión evangelizadora para construir parroquias en el departamento del Atlántico y una de las comunidades beneficiadas fue la del barrio California.
El señor Carlos Rey y el beisbolista Edgar Rentería dieron el aporte para construir un hermoso templo con casa parroquial, aunque está última hoy en día está sin terminar, pero la feligresía coloca su granito de arena cada día para que ésta logre ser terminada.
Los benefactores no querían que nadie supiera que ellos habían hecho un aporte tan importante. Actualmente los habitantes del barrio California se sienten orgullosos de contar con tan hermoso complejo parroquial, están organizados como pueblo de Dios y siguen trabajando para que día a día todos sus moradores tengan sentido de pertenencia hacia su unidad pastoral, valoren al máximo el lindo templo que les construyeron y así animados todos por la generosidad y el amor de Dios, puedan terminar la casa cural y hacer la dotación total del templo.
* Periodista - Historiador/julioetica@yahoo.com
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