lunes, junio 30, 2008

EDITORIAL


DESDE LA CATEDRATÓN
VIVIMOS LA SOLIDARIDAD

La Catedratón se ha convertido para los atlanticenses en una obra magnánima por medio de la cual se nos brinda la oportunidad de poner en práctica el espíritu de solidaridad que es propio del hombre costeño.

Es una hermosa ocasión para promover el bien común, es decir, poner al servicio de los más necesitados nuestra contribución económica para la edificación de nuevos templos desde donde podamos transmitir la palabra de Dios y vivir la experiencia del amor desde el compartir de nuestros bienes materiales, espirituales y culturales.

Como evento nació desde la humildad y la sencillez de un puñado de personas que pensaron en los hermanos que comparten una misma fe, un mismo amor que nos une en el corazón grande de Nuestro Señor Jesucristo; un grupo de personas que logró sensibilizar a otros más hasta llegar a los muchos que hoy han descubierto el verdadero sentido del servicio: "Hay más felicidad en dar que en recibir".

Hoy, la Catedratón se ha metido en el corazón no sólo de los atlanticenses, sino también de aquellos que en el territorio nacional o fuera de él ven a nuestra Arquidiócesis como una Iglesia de comunidades vivas y dinámicas que llevan a los bautizados a un encuentro y un compromiso real con Jesucristo. Es de gran satisfacción contemplar cantidades de niños, jóvenes y adultos, colonias nacionales y extranjeras residentes en Barranquilla, familias enteras, colocar en las alcancías de la Catedratón su contribución con amor y desprendimiento total. Es ahí donde se palpa al Dios que vive en el corazón de nuestro pueblo atlanticense.

Este año, sigamos siendo solidarios... 17 templos avanzados en su construcción nos demuestran que en el Atlántico sí podemos pensar en obras grandes de beneficio colectivo. La verdad es que la Catedratón nos une y nos hace uno en Cristo Jesús.

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