viernes, junio 13, 2008

EL ÓBOLO DE SAN PEDRO: GRAN OPORTUNIDAD PARA VIVIR LA SOLIDARIDAD


"El Óbolo de San Pedro es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene valor práctico, sino también una gran fuerza simbólica, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; y por eso vuestro servicio posee un valor muy eclesial".

Estas fueron las palabras del Santo Padre Benedicto XVI durante un discurso a los socios del Círculo de San Pedro en febrero del año 2006. Con éstas, nuestro Sumo Pontífice, quiso subrayar el gran valor que tiene esta jornada de solidaridad que lidera la Iglesia católica en todo el mundo, todos los años.

Pero, ¿qué es el Óbolo de San Pedro?
A muchas personas les puede resultar este término desconocido o, en algunos de los casos, confuso. Para muchos es la primera vez que lo escuchan, pero es realmente importante saber su significado y su trascendencia en la comunidad mundial.

La palabra “óbolo”, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, significa pequeña cantidad con la que se contribuye para un fin determinado; en el caso particular de la Iglesia católica se comprende como la contribución económica de los fieles, de todo el mundo, para el sostenimiento de la Santa Sede. La Campaña del Óbolo de San Pedro está destinada a recolectar las ofrendas de los pastores y fieles, con el fin de proveer el fondo de la “Caridad del Papa”. Esta solidaridad de todos los católicos sirve como instrumento eficaz para despertar en nosotros un vínculo más estrecho con el Sumo Pontífice. Además, con esta actividad, se sigue la voluntad de Jesucristo cuando, en el Evangelio, llama a la fidelidad en su fe, a la adhesión a su magisterio pontificio, al amor, servicio y entrega a la Iglesia y, como consecuencia, a la generosidad en la ofrenda.

El Óbolo en los tiempos de Cristo
Para desarrollar su misión de salvación, Cristo, se dignó tener la necesidad del óbolo de aquellas personas que comprendían la misión que Dios le había encomendado en la tierra. Esta ‘campaña’ permitió a Jesús, a sus apóstoles y discípulos atender al apostolado, libres de obligaciones de trabajo y de preocupaciones económicas. En este sentido vemos cómo Jesús vivió totalmente pobre hasta el punto de tener que depender de la caridad de los demás.

Y, ¿por qué se sigue haciendo en estos tiempos el óbolo? Si bien es cierto, la Iglesia continúa la obra de Jesucristo en la tierra, es decir, su Encarnación y Redención. Pero, como todos debemos saber, esta institución cristiana tiene su componente divino y humano, por lo tanto el elemento humano asume unas exigencias como tal. Es ahí cuando los miembros de la Iglesia –que somos el alma y el cuerpo de ésta- asumimos el sostenimiento de esta misión que continúa el Papa, al igual que Jesucristo, los obispos como en el caso de los apóstoles, y el clero, como un día los discípulos: alimentan al espíritu con el pan de los ángeles y el cuerpo con el pan de los hombres. Todo esto en relación con el sentimiento mismo de que “el Papa es el padre y el maestro de todos los cristianos”, por lo cual todos los hijos de la Iglesia debemos experimentar la necesidad y el orgullo de proporcionarle los medios materiales para el ejercicio de su paternidad ilimitada.

La caridad del Papa apoyada por las ofrendas
Al transcurrir los años de la Campaña del Óbolo de San Pedro son muchos los acontecimientos trágicos que se han convertido en los principales destinatarios de las enormes sumas de dinero que el Papa distribuye, con el fin de aliviar las miserias de todo género en el planeta. Debido a tales circunstancias esta gran campaña mundial de generosidad y solidaridad ha adquirido el carácter de instrumento principal para alimentar el fondo de la “Caridad del Papa”.

En una comprensión más clara de esta gran jornada de generosidad mundial, podemos encontrar que la cantidad de ofrendas –cualquiera que sea- que dan los católicos al Santo Padre, sirve para ayudarle a ser frente a los gastos públicos de aquellos que no se pueden proveer con sus recursos ordinarios. Se establece así el carácter voluntario del “don” y se designa al Papa para administrar esos recursos que dona el Pueblo de Dios.

Precisamente los donativos entregados por los fieles de todo el mundo son empleados por el Papa para las obras misioneras, iniciativas humanitarias y de promoción social; de la misma manera, en sostenimiento de las actividades del Vaticano. Estas son actividades propias de la Iglesia ya que es la preocupación del Santo Padre, como pastor de ésta, tender la mano a diócesis pobres, institutos religiosos y fieles en dificultad, de los que se entienden pobres, niños, ancianos, marginados, emigrantes, víctimas de guerra y desastres naturales.

En ese orden de ideas el Óbolo es una demostración clara y sólida de la formación cristiana de los fieles de cada parroquia. Es fruto de la labor apostólica y de la predicación de los pastores de la Iglesia. Es la manifestación del dinamismo y la generosidad de cada comunidad eclesial a través de los fieles, de los pastores y de la colaboración de los medios de comunicación.

DATOS IMPORTANTES DEL ÓBOLO DE SAN PEDRO

Para este año la Campaña se desarrollará con la solemnidad de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo. La programación que se seguirá en todas las parroquias del país es la siguiente:

* Domingos de junio: Motivación de la Colecta.
* Domingo 29 de junio: Solemnidad de San Pedro y San Pablo.
* Domingo 6 de julio: Se recibirá la colecta por razón del Festivo del puente Emiliani.

En 2007, el Papa Benedicto XVI entregó la suma de 3.5 millones de dólares en donaciones humanitarias para casos de emergencias y catástrofes; fondos todos procedentes del Óbolo de San Pedro.

El 15 de agoto de 2007 se entregaron, de estos mismos recursos, 200 mil dólares para la región de Ica, Perú, para ayudar a las personas que perdieron a sus familiares y sus pertencias.
También, el Santo Padre envió fondos para los damnificados por las inundaciones de los últimos meses en Colombia.

En su viaje Apostólico a Brasil, el Papa donó 300 mil dólares para las jurisdicciones misioneras de la Amazonía y 200 mil dólares para la “Hacienda la Esperanza”, centro católico de recuperación de jóvenes drogadictos.

Desde 1860 el óbolo ha constituido el principal ingreso del Papa.

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