viernes, diciembre 28, 2007

DE LOS ARTESANOS DE USIACURÍ PARA LA NUEVA CURIA


Fueron muchas las bendiciones recibidas en el transcurso del Año Jubilar, y su clausura no fue la excepción para apreciar la generosidad que tienen muchas personas fieles a esta Iglesia particular. En la historia que le presentamos a continuación se verá expuesto el amor de Dios al darle un gran talento y capacidades únicas a aquellas personas que hacen cualquier cosa para su gloria.

Con mucha nobleza, ganas y empeño, el maestro Tomás Urueta, junto con varios artesanos del municipio de Usiacurí, decidió hacer en Palma de Iraca el escudo de nuestra Arquidiócesis para regalarlo en el cierre del Jubileo.

Fue durante el acto protocolario de clausura del Jubileo cuando, con mucha emoción, recibió Monseñor Rubén Salazar el monumental escudo que adornará las instalaciones de la nueva Curia Arzobispal. El regalo no puede ser más llamativo: con medidas de dos metros de alto por uno de ancho, manteniendo conservadas las figuras originales del escudo arquidiocesano y con un excelente trabajo manual, esta obra de la artesanía atlanticense despierta toda clase de admiración, respeto e impresionismo en aquellos que tienen la oportunidad de observarla.

Tomás Urueta es un fiel católico artesano que siempre busca la oportunidad para participar y dar todo su apoyo en cada una de las celebraciones que tiene la Iglesia en todo el Atlántico. En el año jubilar tuvo varias intervenciones significativas, destacándose con el ‘Pesebre en vivo de Usiacurí en el ‘Jubileo de los Artistas’ y luego en el acto protocolario del cierre jubilar con este singular escudo hecho en Palma de Iraca.

Manos dedicadas, talentosas e incansables trabajaron durante dos semanas para dar el resultado artístico final. Bladimir Vargas, Margarita Peña, Juan Peña y Wilson Bríñez, dirigidos por Tomás Urueta, fueron los encargados de darle forma al escudo arquidiocesano con el que todos los atlanticense nos podremos maravillar de ahora en adelante.

Como una acertada combinación de la técnica artesanal y la representación de la Iglesia en el Atlántico, se puede calificar esta excelente obra. Por eso, KAIRÓS no podía dejar pasar la oportunidad para hablar con Tomás, quien fue el principal promovedor para que el escudo se realizará; él nos comentó sobre el proceso y lo que ha significado este importante trabajo.

Kairós: ¿Cuándo surgió la idea de regalar el escudo de la Arquidiócesis de Barranquilla en Palma de Iraca?

Tomás Urueta: Esta idea nació luego de nuestra presentación con el Pesebre en vivo de Usiacurí en el ‘Jubileo de los Artistas’; yo le manifesté a Monseñor Rubén Salazar que los artesanos del municipio iban a hacerlo en Palma de Iraca para regalarlo a la Arquidiócesis en sus 75 años; aunque yo creo que él, ni las otras personas que sabían del regalo, se imaginaban las dimensiones que esta obra tiene; pero yo pensé que tenía que ser un trabajo heroico porque no era para cualquier persona, éste era para Dios.

K.: ¿Cómo fue el proceso para realizar el escudo?

T.U.: Durante 15 días trabajamos para hacer esta bonita obra. Tuvimos mucho cuidado con cada una de las partes y la heráldica del escudo. Todo es hecho con Palma de Iraca tinturada aunque para el color plateado y dorado usamos cordones, ya que la Iraca no se consigue con estas características. Se Trabajaron diferentes puntadas en el escudo: hay trencillas, cejillas, paticas de cabras, hay como 10 clases de puntadas que le dan un aire muy llamativo. Para el hierro donde se tejió tuve que buscar un herrero porque en Usiacurí se trabaja el tejido hasta cierto calibre, el cual no era el adecuado para nuestro requerimiento artesanal; fue un reto muy grande, pero que los artesanos supieron enfrentar aunque no estuvieran acostumbrados a usar este tipo de material en los tejidos. Yo creo que este escudo es uno de los trabajos más grandes que se ha hecho en Iraca.

K.: ¿Qué siente usted luego de haber dado este hermoso regalo a la Arquidiócesis?

T.U.: una satisfacción muy grande porque vimos que el escudo le gustó a todas las personas que lo vieron; lo que queríamos era que Usiacurí pusiera un broche de oro para cerrar el Jubileo de los 75 años de la Arquidiócesis. Es indiscutible que hay más satisfacción en el dar que en el recibir, entonces cuando uno regala algo con amor, sobre todo en una fecha como en la que estamos, hay un sentimiento de regocijo. Esto es un precedente muy importante para nuestra Arquidiócesis. De verdad que fue muy placentero, sobre todo cuando uno es muy creyente.

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