viernes, diciembre 28, 2007

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE


DIVINO NIÑO JESÚS:
Una parroquia en misión, comunión y participación

Por JULIO GIRALDO *

Próximos ya a la celebración más tierna de la humanidad, como lo es la encarnación del Hijo de Dios, hecho niño en un pesebre, contaremos hoy la historia de la unidad pastoral Divino Niño Jesús, cuya iglesia fue construida bajo sofisticados parámetros de la arquitectura moderna.

La Urbanización el Parque, situada entre los municipios de Soledad y Barranquilla, crecía por etapas a pasos agigantados. Era el año 1989, cuando en el sector surgía un grupo de prestantes damas y caballeros que, inspirados en los prodigios del Divino Niño Jesús, querían para esta nueva urbanización una parroquia cuyo titular fuera el Niño de sus sueños. Dirigiendo las aspiraciones de tan maravilloso grupo estaba el padre Víctor Tamayo, quien recibió un lote de terreno de manos de las religiosas de los pobres de San Pedro Claver, que a su vez había sido regalado a ellas por la Fundación Muvdi; era un terreno tan grande, que allí se había podido muy bien construir un estadio. ‘Tamayito’, generoso y visionario que donde ve un lote desocupado clava una cruz y al día siguiente comienza a construir una capilla, al ver semejante lote se arrodillo y con su voz entrecortada por el llanto, grito: “Gracias Señor”. Su mente comenzó a volar creando ideas e imaginando qué era lo que podía hacer con semejante terreno, una iglesia con características de catedral, una casa confortable con habitaciones amplias para que allí vivieran los sacerdotes ancianos de la Arquidiócesis, salones e instalaciones como para una universidad y hasta una casa para niños de la calle; todo lo anterior pasó por la imaginación del hoy Obispo Tamayo y todo lo hizo realidad, menos la casa del gamín, porque muchos moradores del sector se opusieron.

Comienza todo el sector a moverse, las Damas Salesianas con la señorita Iveth Martínez, quien junto con sus hermanas y un grupo de amigas, jalonan la obra. Pero, un pequeño impace surge, porque según los proyectos de Monseñor Feliz María Torres, esta parroquia se llamaría “María Rosa Mística”, ya que el Divino Niño estaba reservado para el barrio La Arboleda, pues los gestores del proyecto habían visionado allá un santuario al Divino Niño. El padre Tamayo, con la sabiduría y calma que lo caracterizan, en menos de media hora convenció al Arzobispo que deberían cambiar los titulares de estas nuevas parroquias y así se hizo.

Contentos todos, se hace el diseño del templo por parte de la arquitecta Martha Moreu con la colaboración de Fausto Halil y el ingeniero Hugo Vargas. Se unen al grupo de arquitectos e ingenieros, los doctores Leonardo Zanello y Miguel De los Reyes, y se crea oficialmente el comité pro-templo presidido por Rosalba Hernández; todos los vecinos fueron nombrados: “trabajador voluntario”, mediante cartas que fueron enviadas a cada uno de los moradores del sector, carta que con orgullo conserva la señora Judith de Melo, testigo en vivo y en directo de toda la historia de la parroquia desde sus inicios, y quien conserva también un archivo que contiene las memorias hasta de lo más mínimo que en la parroquia ha ocurrido desde su fundación. Doña Judith actualmente sigue colaborando con su párroco.

Con planos en la mano, grupos trabajando y una comunidad motivada, el 17 de noviembre de 1990, muy temprano, el padre Tamayo, ‘en traje de campaña’, convoca a todos los vecinos a la gran jornada de iniciación de la obra; todos dijeron: “Aquí estamos Señor para hacer tu voluntad”. Con gozo y alegría fueron haciendo los cimientos, y con desayunos campales y pequeñas rifas, secundaron la iniciativa para muy pronto tener lista la Casa de Dios. Tres años después, el 12 de febrero de 1993, es erigida parroquia y se nombra al padre Víctor Tamayo como su primer párroco; y el 2 de septiembre de 1995, en solemne ceremonia presidida por Monseñor Félix María Torres Parra, Monseñor Ugo Puccini Banfi, el párroco y un grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis, es consagrado el templo.

LA PARROQUIA HOY

En la actualidad el templo luce bellamente decorado, su casa cural es cómoda, confortable y con olor a naturaleza. Anexa a la casa parroquial se encuentran unas instalaciones también muy amplias, bien construidas, con un mantenimiento continuo que lucen como nuevas; en esta edificación se dictan cursos de modistería, culinaria, artesanías, primeros auxilios y muchos otros para que la comunidad se prepare y se capacite, de tal manera que pueda encontrar caminos de superación personal. Existe también el Instituto de Teología para Laicos, donde estudiantes de toda la Arquidiócesis se capacitan en teología, cristología, Biblia y catequesis. La parroquia Divino Niño es, además, una extensión del Seminario Mayor, ya que en este lugar los seminaristas realizan su último año de Teología.

Al frente de esta unidad pastoral y ejerciendo como párroco, se encuentra desde el 9 de enero de 2007 el padre Edwar Utria Londoño, sacerdote muy bien preparado, aceptado y reconocido por su comunidad como un pastor entregado por completo a su rebaño. Es una parroquia que, por la gracia infinita de Dios, tiene el privilegio de contar entre sus párrocos a extraordinarios sacerdotes como Monseñor Víctor Tamayo y los presbíteros Humberto Brum, Atilio González y Edgardo Bernales, sacerdotes que trabajaron intensamente para formar una comunidad que hoy, bajo la sabia dirección del padre Utria, se mantiene viva, extraordinariamente activa, con una calidad humana impresionante, muy bien estructurada y comprometida con la evangelización. Aquí sus feligreses no esperan que el párroco diga: ”hagan esto o aquello”. Todo lo contrario, es la comunidad la que toma la iniciativa y compromete al párroco a su máxima entrega.

Existen todos los comités parroquiales de los diferentes niveles de pastoral y varios de sus miembros pertenecen a las comisiones arquidiocesanas, lo que mantiene al día el trabajo de nueva evangelización y coloca a esta unidad pastoral como líder y, a su vez, formadora de otras comunidades. Un domingo es en esta unidad pastoral un verdadero día del Señor: bautizos, matrimonios, misas preparadas y animadas por edades, reuniones de grupos y un compartir fraterno que convierten la unidad pastoral Divino Niño Jesús en modelo de parroquia del tercer milenio.

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