Mujer: maestra de fe en la familia
Por Jaynes Hernández*
Por Jaynes Hernández*
La presencia materna de Dios a sus hijos amados está en darnos una mujer como maestra de la fe.
Todos los hijos de Dios tenemos dos madres, una es María, madre celestial, y la otra, es aquella mujer que nuestro Señor eligió para llevarnos durante nueve meses en su vientre, aunque hay algunos casos que por circunstancias de la vida, quien se ha convertido en madre, es aquella que fue bendecida en el proceso de adopción.
De nuestras madres hemos recibido con esmero las enseñanzas primarias en la fe para luego transmitirlas con amor si llegamos a ser bendecidas con la maternidad.
En necesario educar en la fe
Por amor a Dios y a los miembros de nuestra familia se necesita amor, paciencia, prudencia y experiencia para educar en la fe; la cual recibimos y luego transmitimos, se convierte entonces en una cadena de testimonio de amor.
Muchas veces en nuestra Iglesia, la cadena de fe se rompe, generando que a pesar de creer en Dios, lleguemos a alejarnos de la Iglesia católica e influyendo en las generaciones venideras, por tal motivo, es necesario educar a la familia en una fe sólida, coherente con actitud y testimonio de vida; también es importante capacitarse aunque sea con el catecismo y no olvidar la oración para mantenernos unidas a Dios, quien nos alimenta y fortalece en la fe.
Aprendiendo de una gran Maestra
Indudablemente, María es la maestra principal en la fe, de Ella aprendemos a ir donde Jesús; a través de ella lo encontramos, experimentamos, hacemos propio y encomendamos a los miembros de nuestra familia. En el encuentro con Cristo por intercesión de María y siendo eco de esta relación, los demás aprenden, pues notan el proceso de conversión continua, la expresión viva de cómo vivimos la comunión con Dios y con los demás.
¿Cómo lograr la fe y darla a los demás?
Santiago el apóstol decía, “Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe” (San. 2,18). La fe aumenta cuando se da a los demás en amor, obras y palabras. En la familia se comparte y transmite la fe. Una forma de hacer eco de la fe y unirnos como familia es rezar el rosario o el ángelus; también es bueno aprovechar la navidad, la cuaresma y pentecostés para vivirlas con total devoción desde nuestras familias. Los momentos tristes también pueden convertirse en un acto para educar en la fe a nuestros seres queridos.
Cuando en la familia se ha recibido y desarrollado la fe, será más fácil vivir sin miedos, pues se aprende a tener serenidad ante las dificultades y lo primordial, amar creyendo en Dios que es Todopoderoso, nada le es imposible por Su Omnipotencia, por Su paternidad, Él es fiel a Sus promesas y quiere el bien para cada uno de nosotros.
Educar para la fe
La mujer va madurando en la fe en la medida que también educa con sencillez y amor. Educa sobre la fe cuando enseña lo elemental sobre el dogma y la moral, de acuerdo a la edad y circunstancia, Educar en la fe es con el testimonio habitual de vida y educar con fe es creer que Dios hará su obra en la familia y en nosotras, quienes somos llamadas a cumplir tan bella misión a pesar de nuestros pecados.
*Miembro Comisión de la Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com
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