martes, junio 19, 2007

UN HOMENAJE A LOS PAPÁS EN SU DÍA

Por Juan Ávila Estrada, Pbro.
Párroco de San Carlos Borromeo y Padre nuestro.


La mayor revelación que hace el Nuevo Testamento a la humanidad es, sin duda, que Dios tiene un Hijo y que en ese Hijo todos nosotros somos también hijos suyos. Era inconcebible para el pueblo de Israel llegar a pensar en esa posibilidad: que alguien poseyera la misma naturaleza divina de Dios y fuera su Unigénito.

Por eso, cuando Jesús se atreve a llamar a Dios “ABBÁ” (Papá), sus palabras causaron malestar entre quienes lo oían pues les parecía que era un “igualado”, ya que siendo hombre se presentaba a sí mismo como igual a Dios.

Para entender hoy lo que significa la paternidad humana, es necesario mirar el modelo de Dios Padre y su relación con Jesucristo. Ninguna otra relación establece de modo perfecto lo que quiere decir “yo soy tu hijo y tú eres mi papá”. Es necesario entonces un ejercicio de reflexión para comprender que no sólo se es papá por el hecho de haber engendrado un hijo, sino lo que sucede a partir del momento de esa concepción. ¿Qué va a pasar de aquí en adelante?

Tenemos que ser conscientes que no es únicamente el aporte del espermatozoide lo que da paternidad (¿Puede decir papá un niño cuya madre buscó un donante para que la fecundara?), ni el hecho de haber llegado un día a la notaría para dar el apellido a un bebé. Ser papá implica mirar la actitud de Dios frente a su Hijo. Dice Jesús: “todo lo que el Padre tiene es mío y lo que yo tengo es de mi Padre”. Hay algo en ellos que va más allá del hecho de haber sido uno engendrado por el otro. Es una relación donde el amor es la característica fundamental; amor que se traduce en obediencia por parte del hijo, pero también en responsabilidad por parte del padre.

Lo que hoy pretendemos hacer es un homenaje a todos los padres que son padres como el Padre celestial, aquellos que comprendieron que la ternura y el cariño no están limitados por la edad ni el sexo de los hijos; aquellos que dedican tiempo a sus hijos sin descuidar su trabajo; aquellos para quienes su familia es un valor que está por encima de cualquier otro; esos que son amigos sin olvidar que son padres; los que aman y corrigen; los que saben decir “sí”, pero también saben decir “no”. Aplaudimos a todos aquellos papás de quienes sus hijos pueden decir: “lo que tengo y lo que soy es lo que he recibido de papá, pues lo de él es mío y lo mío suyo.”

Felicitamos a los papás que fecundaron en el vientre, pero engendraron en su corazón. Los que sin miedo supieron cargar a sus criaturas con reciedumbre y ternura. Esos que son tan suficientemente machos como para besar a sus hijos cada vez que ganan o lloran de tristeza; a los que nunca les dio miedo la cursilería; los que fueron el primer caballo de sus niños cuando jugaban con ellos en su espalda. Esos son los padres que el mundo de hoy necesita. Los que gritan menos y oyen más, los que amenazan con vencer con la fuerza del amor y están para acompañar en el sufrimiento aun cuando no pedan hacer nada para evitarlo.

Rendimos homenaje a los padres-madres: los que cambian pañales, preparan teteros, bañan, limpian la cola, madrugan a preparar desayuno porque entendieron que la educación y el cuidado de los hijos es compartido. A esos padres que un día perdieron a su esposa por la muerte o el abandono y decidieron que ellos seguían siendo sus hijos y no hijos de la abuela.

Nuestro mundo, nuestra Iglesia, nuestro barrio, requiere de padres como el Padre del cielo. Ese es el modelo a seguir, a eso somos invitados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ES UNA EXCELENCIA, CADA FRASE EXPUESTA A RENDIR HOMENAJE AL PADRE;HOMBRE SENCILLO, PERO LLENO DE VIRTUDES, LEGAJO DE NUESTRO SENOR JESUCRISTO.
EL AMOR DE PADRE BAJO LA COBERTURA DEL AMOR DE NUESTRO SENOR, UNICA FORMA DE LLEGAR A SER UN BUEN PADRE.