En la tradición sigue viva la fe
* Julio Giraldo
Ponedera es un lindo municipio localizado al oriente del departamento del Atlántico, sus orígenes se remontan al año 1743. En esta oportunidad, para hacer un resumen de la historia de su parroquia, tendremos como referencia un precioso y documentado libro escrito por la distinguida señora doña Bertilda de la Hoz De Solano, quien recientemente descansó en la paz del Señor, y que en este escrito le hacemos un merecido homenaje a tan ilustre matrona al transcribir datos y notas de tan preciosa pluma.
En épocas muy remotas estas tierras pertenecían al Reino Español. Estaban divididas en colonias. Eran extensos playones a lo largo del río Magdalena, cultivados por los agricultores y frecuentado por los anfibios, tortugas, hicoteas y morrocoyas que se acostumbraron a desovar en este sitio por el frescor del ambiente. En épocas de verano acudían los vecinos de los pueblos cercanos como Guáimaro, Remolino y Salamina, situados al otro lado del río en el departamento del Magdalena, con el fin de extraer los huevos de sus playas para beneficiarse con su pulpa sana y deliciosa. Esos mismos visitantes, conociendo la fertilidad de las tierras, se dispusieron a cultivarlas y a levantar en ellas sus chozas para vivir. Pero fue oficialmente el 28 de noviembre de 1743 cuando se armaron las primeras treinta casas de este caserío, figurando como fundador Francisco Pérez de Vargas, comisionado por el Virrey Sebastián de Eslava. A este primer caserío llegó un misionero español de nombre José Pertuz, quien bendijo el pequeño poblado y los exhortó a construir una ermita y a comprar una imagen de San José. De inmediato sus habitantes, valiéndose de los burros como medio de transporte, movilizaron grandes horcones, bejucos, cañas bravas, materiales usados en la construcción primitiva de la época y así nació la primera capillita. El sacerdote celebró una primera misa y en ella llamó al caserío con el nombre de San José de Puerto Alegre, atendiendo a la concurrencia de botes y de gente en el Puerto a orillas del río.
Nace, entonces, un pequeño, acogedor y pacifico lugar lleno de árboles; por sus callecitas llenas de polvo y barro caminan hombres y mujeres llevando en sus burros y en sus hombros cántaros de agua fresca para sus necesidades hogareñas; los campos muy fértiles eran cultivados por sus habitantes quienes por las tardes regresaban en sus burros cargados de maíz verde y mazorcas asadas para regalarle a sus vecinos. Por su parte, los pescadores se adentraban al río por las noches apertrechados de sus atarrayas, del alimento que las mujeres les prepararon y de los tradicionales mechones para alumbrar la oscuridad de la ciénaga. Muy temprano regresaban llenos no de luceros sino de grandes y apetitosos bocachicos que inmediatamente picaban y escamaban sus mujeres para echarlos al caldero y luego, con bollo limpio o de yuca, consumirlos como un delicioso desayuno. Nadie compraba nada porque allí en tan acogedor y lindo paraíso sus habitantes practicaban el famoso trueque, se cambiaba un producto por el otro, todo era abundante, la leche era pura, los huevos se daban en cada hogar ya que en sus amplios patios cacareaban las gallinas; en cuanto a frutas y legumbres, este pueblo fue bendecido por Dios y en cada hogar se daban el lujo de consumirlas al por mayor.
San José de Ponedera comienza a crecer y constantemente es visitado por los misioneros agustinos, quienes bautizaban a los niños y celebraban la Eucaristía. Transcurren cien años y parece que en 1883 la Ponedera de aquel entonces adquirió el título de parroquia pero conservando su calidad de Aldea. Para la misma época llega el presbítero Hilario Antonio Gallardo a encargarse de la iglesia de Sabanalarga, que por ser cabecera de cantón, Ponedera era parte de su jurisdicción y, por lo tanto, había de conducir la vida religiosa de San José de Puerto Alegre. Este sacerdote ejerció su ministerio durante 8 años hasta 1890, propuso a los feligreses reconstruir la pequeña capilla y cambiarla de sitio. La propuesta fue bien acogida y nuevamente se construyó una ermita más grande, también de bahareque con horcones especiales, y en ese mismo sitio se levantó más tarde la iglesia actual, la que a través del tiempo ha sido sometida a varias reconstrucciones y remodelaciones.
Un 2 de febrero el padre Julio Villasona les habló a los habitantes sobre la advocación de la Virgen de la Candelaria; fueron tan dulces y convincentes las palabras de este sacerdote que de inmediato sus feligreses visitaron a la señora Dolores Escobar, dama oriunda de Cartagena muy devota de la Virgen, quien, atendiendo el ruego del padre Villasona y de la comisión de fieles, se trasladó a San José de Puerto Alegre y recorriendo toda la aldea en un par de días recibió el encargo de iniciar los trámites para conseguir la imagen más bella que existiera en el mundo de la Virgen de la Candelaria, para ser trasladada con todos los honores a la ermita de San José de Puerto Alegre. El santo deseo se cumplió, llega una preciosa imagen de un metro y cincuenta centímetros de altura y se nombra como patrona del pueblo. Muchos son los sacerdotes que han ejercido su ministerio desde los comienzos hasta la actualidad y de los cuales los habitantes de Ponedera guardan profundos y gratos recuerdos, difícil en tan poco espació mencionarlos a todos, el pueblo de Ponedera que tiene buena memoria sabe quiénes son.
La Parroquia Hoy:
Hoy de lo que fue su antigua ermita ya no queda sino el lugar, porque vemos una bella, amplia y moderna Iglesia fruto del trabajo de párrocos y feligresía que durante muchos años ha trabajado para construir una casa para Dios que sea digna morada del Altísimo y que esté a la altura de uno de los pueblos más lindos de la Costa como lo es Ponedera.
Nos cuenta su actual párroco, padre Giovanni Mercado, quien trabaja de tiempo completo en su parroquia y atiende varios corregimientos, que la feligresía de de San José de Puerto Alegre tiene la particularidad especial de ser muy alegre y conserva en parte ese legado religioso heredado de sus antepasados; es una comunidad receptiva y respetuosa por todo lo que es de Dios, asisten a la eucaristía y celebran los sacramentos; el sacerdote es para ellos no solo un guía espiritual, es también el consejero, el familiar, el amigo, el más importante del pueblo; es una feligresía integrada por niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; todos caminan de la mano del sacerdote y lo apoyan para sacar adelante el nuevo plan de evangelización.
El lunes 2 de febrero la población nuevamente se viste de gala para venerar con todos los honores a la Santísima Virgen de la Candelaria, la vestirán como en el pasado, con túnica azul y manto blanco, bordado con filigranas de oro y será paseada en solemne procesión por las legendarias y románticas calles del pueblo; serán 3 misas solemnes y bendición de las candelas.
Ponedera es un lindo municipio localizado al oriente del departamento del Atlántico, sus orígenes se remontan al año 1743. En esta oportunidad, para hacer un resumen de la historia de su parroquia, tendremos como referencia un precioso y documentado libro escrito por la distinguida señora doña Bertilda de la Hoz De Solano, quien recientemente descansó en la paz del Señor, y que en este escrito le hacemos un merecido homenaje a tan ilustre matrona al transcribir datos y notas de tan preciosa pluma.
En épocas muy remotas estas tierras pertenecían al Reino Español. Estaban divididas en colonias. Eran extensos playones a lo largo del río Magdalena, cultivados por los agricultores y frecuentado por los anfibios, tortugas, hicoteas y morrocoyas que se acostumbraron a desovar en este sitio por el frescor del ambiente. En épocas de verano acudían los vecinos de los pueblos cercanos como Guáimaro, Remolino y Salamina, situados al otro lado del río en el departamento del Magdalena, con el fin de extraer los huevos de sus playas para beneficiarse con su pulpa sana y deliciosa. Esos mismos visitantes, conociendo la fertilidad de las tierras, se dispusieron a cultivarlas y a levantar en ellas sus chozas para vivir. Pero fue oficialmente el 28 de noviembre de 1743 cuando se armaron las primeras treinta casas de este caserío, figurando como fundador Francisco Pérez de Vargas, comisionado por el Virrey Sebastián de Eslava. A este primer caserío llegó un misionero español de nombre José Pertuz, quien bendijo el pequeño poblado y los exhortó a construir una ermita y a comprar una imagen de San José. De inmediato sus habitantes, valiéndose de los burros como medio de transporte, movilizaron grandes horcones, bejucos, cañas bravas, materiales usados en la construcción primitiva de la época y así nació la primera capillita. El sacerdote celebró una primera misa y en ella llamó al caserío con el nombre de San José de Puerto Alegre, atendiendo a la concurrencia de botes y de gente en el Puerto a orillas del río.
Nace, entonces, un pequeño, acogedor y pacifico lugar lleno de árboles; por sus callecitas llenas de polvo y barro caminan hombres y mujeres llevando en sus burros y en sus hombros cántaros de agua fresca para sus necesidades hogareñas; los campos muy fértiles eran cultivados por sus habitantes quienes por las tardes regresaban en sus burros cargados de maíz verde y mazorcas asadas para regalarle a sus vecinos. Por su parte, los pescadores se adentraban al río por las noches apertrechados de sus atarrayas, del alimento que las mujeres les prepararon y de los tradicionales mechones para alumbrar la oscuridad de la ciénaga. Muy temprano regresaban llenos no de luceros sino de grandes y apetitosos bocachicos que inmediatamente picaban y escamaban sus mujeres para echarlos al caldero y luego, con bollo limpio o de yuca, consumirlos como un delicioso desayuno. Nadie compraba nada porque allí en tan acogedor y lindo paraíso sus habitantes practicaban el famoso trueque, se cambiaba un producto por el otro, todo era abundante, la leche era pura, los huevos se daban en cada hogar ya que en sus amplios patios cacareaban las gallinas; en cuanto a frutas y legumbres, este pueblo fue bendecido por Dios y en cada hogar se daban el lujo de consumirlas al por mayor.
San José de Ponedera comienza a crecer y constantemente es visitado por los misioneros agustinos, quienes bautizaban a los niños y celebraban la Eucaristía. Transcurren cien años y parece que en 1883 la Ponedera de aquel entonces adquirió el título de parroquia pero conservando su calidad de Aldea. Para la misma época llega el presbítero Hilario Antonio Gallardo a encargarse de la iglesia de Sabanalarga, que por ser cabecera de cantón, Ponedera era parte de su jurisdicción y, por lo tanto, había de conducir la vida religiosa de San José de Puerto Alegre. Este sacerdote ejerció su ministerio durante 8 años hasta 1890, propuso a los feligreses reconstruir la pequeña capilla y cambiarla de sitio. La propuesta fue bien acogida y nuevamente se construyó una ermita más grande, también de bahareque con horcones especiales, y en ese mismo sitio se levantó más tarde la iglesia actual, la que a través del tiempo ha sido sometida a varias reconstrucciones y remodelaciones.
Un 2 de febrero el padre Julio Villasona les habló a los habitantes sobre la advocación de la Virgen de la Candelaria; fueron tan dulces y convincentes las palabras de este sacerdote que de inmediato sus feligreses visitaron a la señora Dolores Escobar, dama oriunda de Cartagena muy devota de la Virgen, quien, atendiendo el ruego del padre Villasona y de la comisión de fieles, se trasladó a San José de Puerto Alegre y recorriendo toda la aldea en un par de días recibió el encargo de iniciar los trámites para conseguir la imagen más bella que existiera en el mundo de la Virgen de la Candelaria, para ser trasladada con todos los honores a la ermita de San José de Puerto Alegre. El santo deseo se cumplió, llega una preciosa imagen de un metro y cincuenta centímetros de altura y se nombra como patrona del pueblo. Muchos son los sacerdotes que han ejercido su ministerio desde los comienzos hasta la actualidad y de los cuales los habitantes de Ponedera guardan profundos y gratos recuerdos, difícil en tan poco espació mencionarlos a todos, el pueblo de Ponedera que tiene buena memoria sabe quiénes son.
La Parroquia Hoy:
Hoy de lo que fue su antigua ermita ya no queda sino el lugar, porque vemos una bella, amplia y moderna Iglesia fruto del trabajo de párrocos y feligresía que durante muchos años ha trabajado para construir una casa para Dios que sea digna morada del Altísimo y que esté a la altura de uno de los pueblos más lindos de la Costa como lo es Ponedera.
Nos cuenta su actual párroco, padre Giovanni Mercado, quien trabaja de tiempo completo en su parroquia y atiende varios corregimientos, que la feligresía de de San José de Puerto Alegre tiene la particularidad especial de ser muy alegre y conserva en parte ese legado religioso heredado de sus antepasados; es una comunidad receptiva y respetuosa por todo lo que es de Dios, asisten a la eucaristía y celebran los sacramentos; el sacerdote es para ellos no solo un guía espiritual, es también el consejero, el familiar, el amigo, el más importante del pueblo; es una feligresía integrada por niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; todos caminan de la mano del sacerdote y lo apoyan para sacar adelante el nuevo plan de evangelización.
El lunes 2 de febrero la población nuevamente se viste de gala para venerar con todos los honores a la Santísima Virgen de la Candelaria, la vestirán como en el pasado, con túnica azul y manto blanco, bordado con filigranas de oro y será paseada en solemne procesión por las legendarias y románticas calles del pueblo; serán 3 misas solemnes y bendición de las candelas.
* Periodista - Historiador
1 comentario:
Que palabras tan exactas para describir la hermosura de Ponedera... Me gusto mucho el relato histórico, y la manera pintoresca como se relata la historia. Por momentos me perdí entre esta tierra mágica, de hace tantos años atrás...
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