Por Julio Giraldo*
Para medir la importancia y el papel protagónico de nuestra Iglesia Católica en la gesta libertadora de América y especialmente de nuestra Colombia, debemos remontarnos a la Colonia, en donde la vida social, política y económica estuvo demarcada por las orientaciones e intereses de España. Aunque la población criolla había logrado consolidarse social y económicamente en términos políticos y culturales, el Imperio Español y la Iglesia Católica orientaban y regían la provincia.
La Iglesia es un factor clave para la comprensión de la sociedad colonial y su cultura, pues su acción penetró en todos los campos de la vida, durante la primera etapa de la colonización española, una vez instalada la Real Audiencia en 1550, los conventos fueron autorizados para impartir instrucción a clérigos y seglares en gramática y lectura; luego se organizaron las primeras escuelas para indígenas en la segunda mitad del siglo XVI, alrededor de los conventos y los templos doctrineros, espacios donde se impartía a los aborígenes los principios de la religión cristiana y los patrones culturales del Imperio Español. Posteriormente se fundan los primeros conventos, seminarios y colegios para formar las élites criollas, y a principios del siglo XVII se crean las primeras universidades.
En 1592 se creó el colegio de San Bartolomé, considerado como el más antiguo del país; la universidad Javeriana en 1623 por los jesuitas; la universidad Tomasina en 1639 a cargo de los padres dominicos; el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653 y así sucesivamente fueron fundándose colegios en centros urbanos de importancia económica y política, como Tunja, Cartagena, Pamplona, Popayán, Mompox, Antioquia y Honda.
Los centros culturales más importantes de la época eran Santa Fe, Tunja, Popayán y Cartagena, en donde clérigos y un selecto grupo de funcionarios, seguían las preocupaciones españolas, además de las relacionadas con la constitución de la Iglesia y la evangelización de los americanos. Hoy podemos cuestionarnos: ¿Qué mejor aporte y participación de la Iglesia durante más de 500 años podemos pedir?, siempre ha sido un caminar que ha impactado no sólo en el aspecto religioso, sino en lo cultural, político, social y en cada uno de los campos de la vida de nuestro pueblo; la presencia y el acompañamiento de la Iglesia Católica en los procesos del país ha sido definitiva, desafortunadamente no hemos sido lo suficientemente firmes y dispuestos para acatar y hacer vida éstas cristianas enseñanzas y orientaciones de la Iglesia durante siglos y sobre todo, en el proceso de la gesta libertadora.
Actualmente, cuando nuestra Nación naufraga en un mar de violencia e injusticia, es preciso recordar que como cristianos somos los llamados a aportar con la luz del Evangelio y nuestra decidida participación, todo lo que este a nuestro alcance para que Colombia encuentre el faro que ilumine los caminos de la paz y la verdad.
*Periodista - Historiador. julioetica@yahoo.com
Para medir la importancia y el papel protagónico de nuestra Iglesia Católica en la gesta libertadora de América y especialmente de nuestra Colombia, debemos remontarnos a la Colonia, en donde la vida social, política y económica estuvo demarcada por las orientaciones e intereses de España. Aunque la población criolla había logrado consolidarse social y económicamente en términos políticos y culturales, el Imperio Español y la Iglesia Católica orientaban y regían la provincia.
La Iglesia es un factor clave para la comprensión de la sociedad colonial y su cultura, pues su acción penetró en todos los campos de la vida, durante la primera etapa de la colonización española, una vez instalada la Real Audiencia en 1550, los conventos fueron autorizados para impartir instrucción a clérigos y seglares en gramática y lectura; luego se organizaron las primeras escuelas para indígenas en la segunda mitad del siglo XVI, alrededor de los conventos y los templos doctrineros, espacios donde se impartía a los aborígenes los principios de la religión cristiana y los patrones culturales del Imperio Español. Posteriormente se fundan los primeros conventos, seminarios y colegios para formar las élites criollas, y a principios del siglo XVII se crean las primeras universidades.
En 1592 se creó el colegio de San Bartolomé, considerado como el más antiguo del país; la universidad Javeriana en 1623 por los jesuitas; la universidad Tomasina en 1639 a cargo de los padres dominicos; el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653 y así sucesivamente fueron fundándose colegios en centros urbanos de importancia económica y política, como Tunja, Cartagena, Pamplona, Popayán, Mompox, Antioquia y Honda.
Los centros culturales más importantes de la época eran Santa Fe, Tunja, Popayán y Cartagena, en donde clérigos y un selecto grupo de funcionarios, seguían las preocupaciones españolas, además de las relacionadas con la constitución de la Iglesia y la evangelización de los americanos. Hoy podemos cuestionarnos: ¿Qué mejor aporte y participación de la Iglesia durante más de 500 años podemos pedir?, siempre ha sido un caminar que ha impactado no sólo en el aspecto religioso, sino en lo cultural, político, social y en cada uno de los campos de la vida de nuestro pueblo; la presencia y el acompañamiento de la Iglesia Católica en los procesos del país ha sido definitiva, desafortunadamente no hemos sido lo suficientemente firmes y dispuestos para acatar y hacer vida éstas cristianas enseñanzas y orientaciones de la Iglesia durante siglos y sobre todo, en el proceso de la gesta libertadora.
Actualmente, cuando nuestra Nación naufraga en un mar de violencia e injusticia, es preciso recordar que como cristianos somos los llamados a aportar con la luz del Evangelio y nuestra decidida participación, todo lo que este a nuestro alcance para que Colombia encuentre el faro que ilumine los caminos de la paz y la verdad.
*Periodista - Historiador. julioetica@yahoo.com
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