La voz de Dios en el Magisterio de la Iglesia
Por Geovanny Mercado*
Dios nos da en cada momento de la historia y en medio de nuestras realidades su Gracia y Amor. La Iglesia como Madre y Maestra nos ayuda a discernir esa manifestación de Dios, brindándonos las herramientas necesarias para captar y dar respuestas concretas de fe y esperanza en el desarrollo del mundo de hoy.
Por eso, presentamos con alegría la tercera Encíclica de Benedicto XVI en el año quinto de su pontificado: CARITAS IN VERITATE (La Caridad en la Verdad); en medio de la crisis, una palabra orientadora. Firmada el 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Con la Populorum progressio (1967) se ha iniciado una nueva corriente del pensamiento social de la Iglesia, centrada en el tema del desarrollo integral de cada persona y de todos los pueblos. En esta misma línea Juan Pablo II escribió la Sollicitudo rei socialis (1987) y ahora Benedicto XVI nos regala la Caritas in Veritate.
Acerquémonos un poco al contenido de esta carta Encíclica:
En la Introducción, explica el sentido de la carta, ubicándola también en continuidad de la Deus Caritas est. La primera frase de Benedicto XVI en su nueva carta es una apretada síntesis de todo el documento: “La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad” (CIV 1).
Capítulo 1. “El mensaje de la Populorum Progressio”. Su mensaje central, siguiendo el pensamiento de Pablo VI, está en dos afirmaciones contundentes: “Toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre”.
Capítulo 2. “El desarrollo humano en nuestro tiempo”. Se refiere a la crisis por la que pasa el mundo de hoy, presentándonos cuatro elementos indispensables: la novedad del estallido de la interdependencia planetaria; la apertura a la vida; el derecho a la libertad religiosa; y la promoción de un amor rico en inteligencia y una inteligencia llena de amor.
Capítulo 3. Relación entre “Fraternidad, Desarrollo económico y Sociedad civil”. Afirma que “el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad”. “Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Urge una apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión”.
Capítulo 4. “El Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente”. El Papa quiere animarnos a una nueva reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario. Para el desarrollo de los pueblos, pide a los propios organismos internacionales que se interroguen sobre la eficacia real de sus aparatos burocráticos y administrativos, frecuentemente demasiado costosos. Y en el campo de la ecología, propone: se hace necesaria una alianza entre el ser humano y el medio ambiente.
Capítulo 5. Es un clamor por “La colaboración de la familia humana”. “El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno junto al otro”. “La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo, solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política”.
Capítulo 6. “El desarrollo de los pueblos y la técnica”. El Papa dedica este último momento para valorar la técnica como un hecho profundamente humano, vinculado a la autonomía y libertad del hombre. Aquí se refiere el Papa a la urgencia de la paz entre los pueblos, a la importancia de la bioética y al papel de los medios de comunicación social.
Conclusión
El Papa termina su carta diciendo que: “Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento”. De otro lado, “el desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don”.
Con este acercamiento al contenido de la carta encíclica Caritas in Veritate, estamos llamados a profundizar en el estudio de los documentos que el magisterio de la Iglesia nos brinda, para el sano desarrollo de nuestra vida en sociedad iluminada por la Palabra del Señor.
* Diácono Arquidiócesis de Barranquilla
Por Geovanny Mercado*
Dios nos da en cada momento de la historia y en medio de nuestras realidades su Gracia y Amor. La Iglesia como Madre y Maestra nos ayuda a discernir esa manifestación de Dios, brindándonos las herramientas necesarias para captar y dar respuestas concretas de fe y esperanza en el desarrollo del mundo de hoy.
Por eso, presentamos con alegría la tercera Encíclica de Benedicto XVI en el año quinto de su pontificado: CARITAS IN VERITATE (La Caridad en la Verdad); en medio de la crisis, una palabra orientadora. Firmada el 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Con la Populorum progressio (1967) se ha iniciado una nueva corriente del pensamiento social de la Iglesia, centrada en el tema del desarrollo integral de cada persona y de todos los pueblos. En esta misma línea Juan Pablo II escribió la Sollicitudo rei socialis (1987) y ahora Benedicto XVI nos regala la Caritas in Veritate.
Acerquémonos un poco al contenido de esta carta Encíclica:
En la Introducción, explica el sentido de la carta, ubicándola también en continuidad de la Deus Caritas est. La primera frase de Benedicto XVI en su nueva carta es una apretada síntesis de todo el documento: “La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad” (CIV 1).
Capítulo 1. “El mensaje de la Populorum Progressio”. Su mensaje central, siguiendo el pensamiento de Pablo VI, está en dos afirmaciones contundentes: “Toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre”.
Capítulo 2. “El desarrollo humano en nuestro tiempo”. Se refiere a la crisis por la que pasa el mundo de hoy, presentándonos cuatro elementos indispensables: la novedad del estallido de la interdependencia planetaria; la apertura a la vida; el derecho a la libertad religiosa; y la promoción de un amor rico en inteligencia y una inteligencia llena de amor.
Capítulo 3. Relación entre “Fraternidad, Desarrollo económico y Sociedad civil”. Afirma que “el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad”. “Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Urge una apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión”.
Capítulo 4. “El Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente”. El Papa quiere animarnos a una nueva reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario. Para el desarrollo de los pueblos, pide a los propios organismos internacionales que se interroguen sobre la eficacia real de sus aparatos burocráticos y administrativos, frecuentemente demasiado costosos. Y en el campo de la ecología, propone: se hace necesaria una alianza entre el ser humano y el medio ambiente.
Capítulo 5. Es un clamor por “La colaboración de la familia humana”. “El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno junto al otro”. “La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo, solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política”.
Capítulo 6. “El desarrollo de los pueblos y la técnica”. El Papa dedica este último momento para valorar la técnica como un hecho profundamente humano, vinculado a la autonomía y libertad del hombre. Aquí se refiere el Papa a la urgencia de la paz entre los pueblos, a la importancia de la bioética y al papel de los medios de comunicación social.
Conclusión
El Papa termina su carta diciendo que: “Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento”. De otro lado, “el desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don”.
Con este acercamiento al contenido de la carta encíclica Caritas in Veritate, estamos llamados a profundizar en el estudio de los documentos que el magisterio de la Iglesia nos brinda, para el sano desarrollo de nuestra vida en sociedad iluminada por la Palabra del Señor.
* Diácono Arquidiócesis de Barranquilla
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